Jorge Quintana.- A un año de inicio de la pandemia y con todas las consecuencias sociales, económicas, sanitarias y políticas que hemos padecido, al fin, una luz en el túnel.
El gobierno de México dio comienzo a la aplicación de la vacuna anti Covid 19, primeramente con el personal de salud que está en la primera línea de atención en los hospitales y centros de salud; claro, como siempre, no faltaron los funcionarios ventajosos que aprovechando la campaña de vacunación, permitieron la aplicación de la vacuna a personas y parientes que no estaban en la prioridad uno, esperemos que la sanción sea ejemplar.
Posteriormente anuncia el gobierno federal que se procederá a aplicar la vacuna a adultos mayores; después de abrir una página electrónica para el registro de quienes, dentro de ese rango de edad, deseaban vacunarse. Con múltiples fallas en el diseño del sitio electrónico y después de algunos días, se pudo acceder al multicitado sitio, para registrarse, ahora a esperar que llamen para notificar a las personas el día, la hora y el lugar donde presentarse para ser vacunado.
Pero el presidente de la República, en su permanente discurso de primero los pobres, fuera de toda lógica científica, decidió que primero accederían al proceso los habitantes de los municipios más pobres, sin analizar el número de contagios en cada uno de ellos y la prevalencia de la enfermedad, sin medir tampoco el riesgo de contagio en estos lugares, solo porque así lo dice el presidente.
Mientras en las grandes concentraciones urbanas, donde el contagio es mayor y el índice de enfermos aumenta, los adultos mayores deberán esperar a la fase de aplicación que les corresponde.
Con la crisis de abasto del medicamento, cualquiera que sea el laboratorio que lo produce y con los que México ha realizado contratos, mismos que están reservados, como muchas de las contrataciones de esta administración, seguiremos esperando la respuesta de las autoridades federales para ver satisfecho el cumplimiento de su deber sanitario y la realización de nuestro derecho: derecho fundamental a la salud y a la prevención de enfermedades.
Estamos presos de las decisiones caprichosas de un presidente que se ha pasado el tiempo dando lecciones de soberbia y descalificando a quienes no pensamos como él. En esas manos está la población del país.
Todos los días hay que corregir el rumbo, porque lo que menos existe en la tarea administrativa del gobierno federal es la planeación, el Plan Nacional de Desarrollo solo es un conjunto de mensajes políticos de cuña Obradorista, como en su momento lo señaló el ex secretario de Hacienda Urzúa, y por lo tanto, no veremos en los próximos años, hasta el 2024 un asomo de orden, de planeación y menos de autoevaluación del Gobierno Federal.
La esperanza de millones de mexicanos que esperaban un Gobierno capaz, eficiente, que le garantizara la justicia social, se ha diluido en una administración deshonesta e incapaz.
No esperemos mejores resultados de alguien empeñado en su concepción mesiánica de México y olvidado de su responsabilidad fundamental, gobernar.