Daniel Valles.- México está peor que nunca en materia de corrupción, esa que se prometió combatir y eliminar cuando llegó la administración del expresidente Andrés Manuel López Obrador. Lo que no sólo no sucedió, sino que hoy se está peor que nunca antes.
El expresidente, por espacio de cinco años y diez meses, afirmó que en su gobierno no había corrupción. Esto ha quedado demostrado que no fue cierto. Todos lo sabíamos. AMLO nunca lo reconoció. La evidencia que se ha mostrado hace ya varias semanas, demuestra que la corrupción en México no sólo no se combatió en el último sexenio, creció, se fortaleció y ha llegado a niveles que no se veían en años, en los del llamado “Neoliberalismo”, tan criticado en el sexenio actual como consecuencia del discurso del anterior.
“No somos iguales, no somos como los anteriores”.
Ahora podemos decir que, este axioma sería cierto, pero sólo desde perspectivas dudosa. ¿Cuáles? Al ver desde los datos proporcionados por Transparencia Internacional en su Índice de Percepción de la Corrupción, (IPC). “México cayó al peor lugar de percepción de la corrupción entre países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).” Ergo, no son iguales, son peores. No son como los anteriores, son más corruptos. No se puede concluir de manera diferente ante tales datos. Era cierto y no mentira lo del expresidente. Mire:
“Publicó Transparencia Internacional el Índice de Percepción de la Corrupción (IPC) del 2024 donde México obtuvo 26 de 100 puntos en percepción de corrupción. Mientras más bajo el número, peor la percepción. En 2022, México había tenido 31 puntos, por lo que en dos años perdió cinco puntos y está en su nivel más bajo desde que se mide en 2012. Con ese puntaje, México quedó en el lugar 140 de 180 países, lo que lo convierte en el peor de todos los países de la OCDE. (Fuente: www.puentelibre.mx 11 de febrero 2025).
“La corrupción en México equivale hasta 10 por ciento de 21.9 millones de millones de pesos anuales, cifra total del Producto Interno Bruto (PIB) de 2017”. Declara Enrique Graue W, Rector de la UNAM, (www.alcaldesdemexico.com28/03/25)
El expresidente Andrés Manuel López Obrador no mintió al afirmar que él no era como los anteriores. Resultó mucho más mentiroso que todos los políticos anteriores a él.
Su frase de: no mentir, no robar y no traicionar al pueblo, resultó una frase tan falsa como un billete de 300 pesos, corrupta por donde se le vea. La mentira es eso, una forma de corrupción.
Seguramente López Obrador, el expresidente, dirá que él tiene otros datos ya que nunca ha aceptado una opinión, una estadística o un dato que le sea contrario. No sería López Obrador si lo hiciera. Sigue el maquiavélico consejo de “siempre negar todo”.
Y vaya que ha sabido hacer precisamente eso. Algo que la actual presidente, Claudia Sheimbaun Pardo, hace, pero nada bien.
Sea como sea, los números que da Transparencia Internacional en su último informe anual, el de 2024, muestran lo siguiente:
Países menos corruptos: A nivel mundial los más altos puntajes son Dinamarca (90), Finlandia (88) y Singapur (84). (www.puentelibre.mx 11/febrero/2025).
Países más corruptos. Sudán del Sur, Somalia, Venezuela, Siria, Eritrea, Yemen y Guinea Ecuatorial. (www.transparency.org/press/2024.corruption)
México está en la posición 140, con apenas 26 puntos buenos, de 180. Como dato adicional, diré que Dinamarca está en el primer lugar por séptimo año consecutivo, con 90 puntos buenos, algo en lo que tampoco en México, estamos como Dinamarca.
¿Cómo combatir este mal endémico que es la corrupción y nos tiene al borde del colapso económico, sin tomar en cuenta los aranceles que el presidente Trump ha impuesto al acero y aluminio mexicanos, a los automóviles y autopartes, más lo que se acumule?
Primero, aceptar que la corrupción no se puede erradicar, sólo controlar. Esto por medio de una decisión personal, de cada persona, la que transforme los marcos de referencia con los que se toman las decisiones en la vida diaria. Segundo, disciplinarse a que, si uno no puede lograr obtener algo de manera honesta, esperar hasta poder hacerlo. Tercero: identificar y no ceder a las pasiones personales internas, que es donde la corrupción es concebida. Esto es, avanzar sin tranzar. Y no es todo, sólo el inicio.
¿Algo fácil de lograr? Todo lo contrario. No hay nada más difícil de hacer y lograr en esta vida, pero no es imposible. Ya lo hacemos muchos, pero no los suficientes ni que estén en los lugares indicados para que, desde ahí, se promueva el ejemplo de conducta, se combata el contraejemplo y con esto, el cambio requerido.
Hay que desear hacerlo, lograrlo. Le digo cómo se hace y cómo se logra controlar la corrupción. Ahí, El Meollo del Asunto.
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