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¿Mal? ¿O bien?

Agridulce, así entendemos la gira del presidente. Con fallas imperdonables en nuestros diplomáticos y mal trato por parte de los americanos, que el presidente tuvo que aguantar

Dr. Fernando Antonio Herrera Martínez.- En la conferencia mañanera de ayer, luego de su visita a Washington, el presidente se mostró muy contento en sus palabras, aunque su seriedad contrastaba con lo que decía. Su rostro cansado, se entiende, pero muy demacrado y hasta podría decirse molesto.

Ya entrado en explicaciones, dijo que ofreció a Biden gasolina de la refinería Deer Park, en Texas, propiedad de México, por la vía de ductos que se tienen rentados, que llegan hasta California y que no se utilizan (o sea, ¿pagamos la renta, pero no se usan?).

El candil ofrece gasolina barata y nosotros importando 888 mil barriles de gasolina, al tiempo que vendemos, apenas 800 mil barriles diarios de petróleo. Como que no dan los números, pero dijo que lo hizo porque es parte de la estrategia acordada para combatir la inflación en ambos países.

Luego señaló que se atrevió, en tiempos electorales de allá, a plantear la regularización de 11 millones de mexicanos que tienen años trabajando y que merecen estabilidad, certeza y seguridad, además pidió las visas temporales para mexicanos y centroamericanos.

Fue ahí donde Biden le pidió paciencia; y lo hizo porque sabe que en noviembre puede perder la mayoría en ambas cámaras, lo cual lo desarmaría como presidente o lo dejaría como adorno de protocolo, así que a esperar a que pasen las elecciones, por lo delicado del tema migratorio que sí influye en la decisión del electorado allá.

En cambio, Biden, como consolación, ofreció y comprometió la venta de leche en polvo para Liconsa y fertilizantes para el agro mexicano. Luego, el presidente López Obrador se jactó del trato de los mexicanos que viven allá y dijo que puro amor de ellos hacia él y que le llevaron serenatas a su hotel.

En cuanto a la inversión de 2,500 millones de dólares; insistió en que no son para hacer el muro sino para mejorar las aduanas y que será en ambos lados de la frontera. Luego relató su visita a los monumentos de Franklin Delano Roosevelt y Martín Luther King, a las que acudieron miles de mexicanos que se congregaron para saludarlo.

Ahí les agradeció los tres días que le llevaron música y les dijo: amor con amor se paga, y que seguirá trabajando para que les den estancia legal en aquel país. Palabras de alegría con rostro serio y cansado.

¿O le fue bien o no? ¿Por qué se hospedó en un hotel si hay una casa especial (la Blair House) para visitas de mandatarios en la Casa Blanca? ¿Por qué Biden no asistió a su reunión con empresarios y solo le concedió una hora? ¿Por qué fue Kamala la encargada de atenderlo y, además, en su casa, que es buen gesto de amistad, pero no va con el protocolo a un mandatario?

Con todo, Kamala fue la que le dedicó más tiempo, aunque no son pares. ¿Por qué lo recibió el encargado de protocolos, si debían recibirlos Biden y su esposa, ya que el presidente iba con su esposa? ¿Acaso Esteban Moctezuma, nuestro embajador y Marcelo Ebrard, nuestro canciller, no cuidaron los protocolos?

La versión del presidente contrasta con lo dicho por los medios mexicanos que cubrieron el evento, que reportan una mala reunión, por decir lo menos. ¿Por qué los de allá ni lo tomaron en cuenta? ¿Acaso no les avisaron o no los invitaron a los eventos los encargados?

En fin. Las contradicciones son el pan de cada día en este gobierno. Por esta vez daremos el beneficio de la duda al presidente y le creeremos que sí le fue bien, aunque debemos exigir que, tanto Esteban Moctezuma como Marcelo Ebrard que no hicieron el trabajo que corresponde a un Jefe de Estado, tengan más cuidado en cómo acuerdan estas giras, porque de eso se aprovecharon los güeros vengativos del equipo de Biden, y cobraron los agravios por el socavón causado en la Cumbre de las Américas por Andrés Manuel, que Biden no se aguantó ni dejó de echárselo en cara cada que pudo o lo dejó hablar.

Otra cosa que Biden corrigió a nuestro presidente es que Estados Unidos produce más que China, cuando AMLO la nombró la fábrica del mundo.

Agridulce, así entendemos la gira del presidente. Con fallas imperdonables en nuestros diplomáticos y mal trato por parte de los americanos, que el presidente tuvo que aguantar. Lo que sí es digno de destacar es que Biden tuvo que oírlo media hora seguida en una larga exposición de historia que le hizo el presidente, mientras Biden aguantaba los bostezos.

¡Nomás imaginen eso con la forma lenta de hablar de nuestro presidente! Una tortura muy a la tabasqueña, pero se desquitó; a su manera, pero se desquitó. Estén seguros de que AMLO no pasará por alto los agravios, es rencoroso y sabe que la falla principal estuvo del lado de los diplomáticos de México, que no atendieron, como se debe, los acuerdos previos a la visita. No lo cuidaron y eso no se perdona y hará bien en darles un jalón de orejas a ambos diplomáticos.

Lo que hay que decir es que se dio más de lo que se recibirá, como pasa siempre que tratas con el gigante, y eso si cumplen lo pactado, que es vendernos a precio justo los fertilizantes y la leche en polvo.

Otro tema que deja dudas es que el presidente dijo en la mañanera que los americanos van a invertir en los dos años siguientes 40 mil millones de dólares en Pemex, lo cual nos deja pensando: ¿entonces sí van a aprovechar las ventas de concesiones en las rondas hechas por Peña Nieto? ¿Van a ceder en materia de hidrocarburos cuando la política presidencial es que Pemex sea monopolio?

Si es así, bienvenida la reversa porque eso le conviene al país. Si eso se hace habrá que aplaudir con ganas al presidente, que daría una muestra de que sí entiende la importancia de esa inversión en México y que Pemex no puede, ni tiene porqué ir solo. Hay yacimientos no explotados que podrían producir muchísimo petróleo si los echan a andar.

Esa es la esperanza, otra esperanza surgida de la visita no oficial del presidente, y digo no oficial por el trato que recibió y que no corresponde a un Jefe de Estado porque, aunque uno disienta de su forma de gobernar, nos molesta, y mucho, que no le den el trato que se le debe.

Insisto, su rostro mostraba lo contrario de lo que informaba. Se notaba molesto y tiene razón, el trato recibido ofende y es para correr a patadas a los funcionarios responsables de cuidarlo. Eso sí, el anecdotario político se nutre cada día.