Raúl Ruiz.- El domingo pasado vimos con horror cómo los priistas, vencidos, exhaustos y andrajosos de doctrina, invadieron en bola las entretelas de Morena. Al grito de ¡Es un honor, estar con Obrador!, se formaron en la línea de afiliación; abierta como trampa para ratones, invitando a toda la población.
La mezcla de tanto priismo, con algunos panuchos aturdidos y extraviados, y de otros pelajes políticos, tomó por sorpresa a los morenos de casta pura, quienes se atragantaron de tanta inmundicia que los tomó por asalto.
Este licuado terminará intoxicando la delicada y vulnerable flora intestinal del partido morenaco y luego lo matará por envenenamiento. Os lo vaticino.
Pienso que luego de este suicidio por ingestión, se abre la oportunidad de un proceso de destilación o condensación, no solamente en Morena, sino en los otros partidos también.
El electorado no soporta más tanta trácala, simulación, embuste. Los elementos de más lustre decantarán en un nuevo formato de organización política y luego, en una amalgama con verdaderas figuras de la sociedad civil, quizás, para 2030 tengamos una recomposicion política modelo.
Para entonces PRI, PRD y MC habrán fallecido y el PAN andará en sus últimos estertores. Por lo pronto, el agarre entre los morenos de cepa y los invasores, está por comenzar.
Mario Delgado, frente a los medios discurre cada vez que abre la boca, una sarta de justificaciones que obviamente no convencen a nadie. En Chihuahua, como en todo el país, mucho desorden. Todos se quejan de una pésima organización.
Mesas insuficientes para votar. Lentitud en el proceso de recepción de documentos y votación. El uso político del anciano, en todo su esplendor.
