Carlos Angulo Parra.- El presidente electo Trump ha basado gran parte de su campaña en dos conversaciones:
1. Estados Unidos está en grave peligro por la invasión de extranjeros indocumentados que amenazan la seguridad de su población y quitan trabajo a los estadounidenses.
2. Estados Unidos han estado subsidiando a México y Canadá con los tratados de libre comercio celebrado con ellos, ya que, con la fortaleza del capital monetario e intelectual de las compañías estadounidenses, México y Canadá se han aprovechado, sacando ventaja sobre Estados Unidos.
Para remediar lo anterior, Trump amenaza con lo siguiente:
1. Deportar a todos los indocumentados, aunque no ha habido claridad si los quiere expulsar a México o a sus respectivos países de origen. Nuestra presidente ha declarado que no se admitirán personas que no sean mexicanas. Aquí hay que preguntarnos si México tiene la capacidad de impedir una expulsión masiva de personas provenientes de Estados Unidos.
2. Imponer indiscriminadamente aranceles del 25% a las importaciones de México y Canadá. Esto claramente viola las disposiciones del T-MEC, pero hay que considerar los efectos prácticos de ello, y si el remedio de ello es el que se recurra por parte de México y Canadá a la solución del conflicto a través de páneles de solución de controversias conforme al T-MEC, o si hay alguna solución judicial que suspenda rápidamente el efecto del arancel mientras se decida la procedencia de este.
Las consecuencias de las acciones de Trump pueden ser múltiples para los tres países integrantes del tratado. Describo algunas posibles:
1. Se puede generar un ambiente persecutorio adverso en los Estados Unidos que puede perjudicar gravemente la gobernabilidad del país, con protestas y graves disrupciones sociales en pro y en contra de las medidas.
2. También se puede generar en los Estados Unidos una grave disrupción en los servicios prestados, tanto por los inmigrantes legales como por los ilegales, al suspenderse o afectarse muchos de dichos servicios, en restaurantes, construcciones, hoteles, campos agrícolas, industrias, mantenimientos de jardines y edificios, servicios de limpieza, etc.
3. En el lado mexicano, en la frontera norte, se puede causar un grave problema humanitario al no existir la capacidad de absorber grandes cantidades de personas.
4. En México, con los aranceles que se impongan en productos que no son esenciales para las cadenas de suministro en Estados Unidos o Canadá, se puede generar desempleo masivo.
5. En Estados Unidos puede generarse desabasto de bienes importados de México, como productos agrícolas y componentes industriales que son esenciales en las cadenas de suministro para productos finales que se consumen en ese país, teniendo como consecuencia una afectación social hacia su población.
6. En Estados Unidos y Canadá se puede generar inflación por el efecto del aumento de los precios de los productos que sufran el impacto arancelario. Esto, aunque parezca raro, también podría afectar a México que importa estos bienes finales desde los Estados Unidos.
7. China podría aprovecharse de estas disrupciones porque los productos emanados del bloque de Norteamérica se volverían más caros, afectándose su competitividad ante los productos chinos principalmente, que gozan tanto de costos más bajos como de subsidios gubernamentales.
8. En términos generales, estas propuestas de Trump, si se ponen en práctica, no llevan a ninguno de los tres países de Norteamérica a ningún feliz puerto, sino a generar graves disrupciones sociales, económicas y políticas.
Conclusión:
Nuestros gobiernos (me refiero a los del bloque de Norteamérica) deben de reflexionar seriamente todas las repercusiones que las políticas que propone Trump pueden ocacionar.
Se tiene que tejer muy fino en las lides diplomáticas para evitar que las políticas de Trump se pongan en práctica.
Hay que hacer análisis serios en proyecciones económicas y sociales de poner en práctica lo que se propone por el próximo gobierno de Trump, para que queden comprobadas las repercusiones negativas mencionadas.