Dr. Fernando Antonio Herrera Martínez.- La mañanera del viernes estuvo de lujo y de luto. Se lució el presidente, pero nos condenó al sacrificio cuando retomó las palabras de Carlos Slim, pronunciadas en el desayuno en Washington, al que no fue Biden, porque si hubiera estado no las dice y aunque cause asombro, se refirió a la sustitución de importaciones de los gobiernos de Luis Echeverría y José López Portillo.
Carlos Slim quiere que lo que consumimos se produzca en México y que no importemos. ¿Será que piensa que solo debemos exportar? ¿Eso entiende por libre mercado? El presidente recordó el tema del fertilizante para decir que necesitamos producir en el campo los alimentos que consumimos para no importarlos y que cada quien tenga en su casa, en su patio o en su granjita, la gallina, el cerdito, la vaca, las cabras o borregos para ser autosuficientes y no importar de otros países.
Señaló que se están comprando actualmente 100 mil millones de dólares a China, cuando antes éramos autosuficientes. ¡No se asombren! Hoy 15 de julio del 2022 estamos hablando de sustituir importaciones, de ser autosuficientes y una sociedad de autoconsumo. Hace un tiempo escuché a Ebrard en una entrevista con René Delgado, en la que afirmaba que México ha retomado liderazgo en Centroamérica y el Caribe. ¿Le suena?
Si le parece haber escuchado ambos temas tiene 60 o más años o está muy bien informado. Nada diferente de los gobiernos populistas de LEA y JOLOPO. La ilusión de ayer se desvaneció y como escribió Dante en la Divina Comedia, pasó lo que con el humo en el aire y la espuma en el mar.
El presidente también recordó que le ofreció a Biden el libre paso de los americanos a México a cargar gasolina más barata. La verdad, me desconcerté, no sabía que no podían hacerlo. Y a ello agregó, otra vez, la oferta de usar, para que se ahorren flete, el gasoducto que tenemos rentado y que no usamos, desde Juárez a California, para que lleven gasolina y baje el precio.
Opinó que el regularizar a los mexicanos (11 millones que viven allá) con documentos legales o green card no incidiría en las elecciones de allá, como cree Biden. Que la gente quiere certidumbre y no por eso van a cambiar el sentido de su voto. Allá dio clase de historia a Biden y hoy nos dio clase sobre elecciones en Estados Unidos a nosotros.
Relató una tormenta en Washington que ocurrió a las 5 de la tarde y un avión que iba a despegar fue detenido hasta las 12 de la noche, pero no por la tormenta, sino por la falta de trabajadores en el aeropuerto, lo que deja claro que les falta mano de obra. Entonces, terco, dijo: No sé por qué no hacen esa regularización lo más pronto posible.
Cambió de tema y echó a la basura la entrada al mundo globalizado en 1987, la firma del TLC con Bush padre y Bill Clinton, y a desbaratar las cuatro o cinco veces que la economía mexicana se multiplicó en estos últimos 36 años.
Lo más duro para todos es que el daño está hecho y es irreversible. En 4 años han destruido todo, ahora tendremos -o lo harán nuestros hijos y nietos- que trabajar unos 40 años para recuperar lo destruido en 4, más lo que tumben en 2 que les faltan.
Enseguida llenó sus pulmones, sacó el pecho para escuchar, cual pavorreal que Mélenchon, el líder de izquierda francés, y Maduro, el dictador militar de Venezuela, le mandaron decir que no solo era líder de México sino de toda Latinoamérica. Otra vez vi el mismo fantasma de LEA rondando, ¿pues que no acaba de pasar a revisión de cuentas con el auditor superior?
Me descargo un poco con un reniego: ¡Qué pena que Excélsior haya publicado la reseña, de la visita a Biden, más zalamera que haya leído en ese medio en toda mi vida! AMLO terminó la mañanera del viernes comparando los gobiernos de 1982 a 2018 con Victoriano Huerta, diciéndoles conservadores que mataron a Madero.
La lección que nos deja ese lamentable acontecimiento, dijo, es que hay que apoyarse en el pueblo que sí es agradecido. La disciplina de ver la mañanera me cayó de peso y me calló la boca, no sé si oigo mal o de plano estoy sordo, pero el presidente me mandó al sanitario y me dejó mudo.
De colofón se aventó la historia del último Zar ruso, echó flores a Fernández de Argentina y a Lula de Brasil, sin dejar fuera a su amigo Evo de Bolivia. Lo único que le falta para ser copy paste de LEA es que quiera ser líder de la ONU.
En adendum habló de Petro, el flamante presidente electo de Colombia, del que dijo que fue amenazado de muerte y, aun así, salió adelante y ahora será presidente. Al final nos dio una de regalo: Se puso en postura didáctica y habló del partido español “Podemos”, que sufre una campaña infame de desprestigio, encabezada por los conservadores extremos de allá.
Se despidió y se fue de gira al sureste, no sin propagar su frase: Primero los pobres. Como que se ríe, pero muy socarrón, sabe que para allá vamos, que cada vez está más difícil trabajar.
