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Lenin

Marcos Barraza.- A fines del siglo XIX el Imperio Ruso se extendía desde Europa hasta Alaska, con más de 22 millones de kilómetros cuadrados donde vivían más de 125 millones de personas, la riqueza de sus tierras atraía a personas de muchas partes del mundo formando un mosaico racial de más de 100 etnias donde los rusos eran el 44%. Estas etnias se asimilaban a la población en sus características regionales, con la excepción de los judíos que se mantenían encerrados en sus tradiciones y cultos lo que generaba desconfianza en la población.

Los judíos se establecían en las ciudades, dedicados principalmente a la banca, el comercio y medios; la sociedad los veía con recelo por sus reuniones secretas, los préstamos de usura y su rechazo a integrarse por lo que el gobierno decidió privarlos de sus derechos civiles. 

La población rusa, como la mayoría de la gente en el mundo en esa época, estaba en el campo, por lo que los judíos en muchas ciudades eran mayoría y algunos para evitar la persecución fingieron cambiarse al cristianismo, pero seguían con sus costumbres ancestrales.

La situación se hizo aún más tirante cuando el judío Alejandro Ilitch Ulianov falló en su intento de asesinar al zar Alejandro III. Hay que recordar que Alejandro II había sido asesinado, Alejandro Ilitch junto con sus cómplices fueron ejecutados, su hermano Vladimir se guardó su odio y se portó como estudiante disciplinado y pacífico logrando graduarse con buenas calificaciones, después de este incidente la población hebrea pasó situaciones difíciles y sombrías que lejos de desanimarlos incrementó su fuerza y su clandestinidad.

A pesar de las limitaciones que el gobierno les imponía continuaron con su trabajo de adoctrinamiento de masas inspirados en el también judío Kissel Mordekay, mejor conocido como Karl Marx.

Con el marxismo y el nihilismo construyeron una narrativa donde el origen de todos los males del mundo eran el cristianismo, los zares, los burgueses, los terratenientes, los comerciantes y la víctima el proletariado.

Vladimir Ulianov agregó a su nombre el de Lenin y su talento y odio acumulado le hizo crear un discurso verdaderamente incendiario que le permitió escalar en las organizaciones revolucionarias.

A la muerte de Alejandro III subió al poder Nicolás II, más moderado que su antecesor, quien ordenó suavizar el trato a los judíos; sin embargo, esto no logró parar el movimiento revolucionario sino que lo incrementó. El mismo año que se constituye en Basilea la organización sionista, en Wilno se forma una asociación socialista secreta llamada Bund, que se encargó de difundir propaganda en las masas judías en su idioma, el yiddish, pero no era posible una revolución sin integrar a los gentiles y aunque tenía el brazo secular de la masonería, necesitaban organizaciones abiertas, por lo que nacieron partidos mixtos de sionistas y socialistas como la Polae Sión y los Sionistas Socialistas, quienes libraron una lucha abierta contra el gobierno ruso organizando manifestaciones estudiantiles, huelgas obreras y actos de terrorismo.

La organización terrorista dirigida por el sagaz judío Gershuni mató al ministro ruso Sipyagin, al gobernador Bogdanovich, al premier Plehve, al gran duque Sergey y al general Dubrassov. Nicolás II, asustado por estos hechos, implantó de nuevo restricciones sobre los judíos y muchos marxistas fueron deportados a Siberia, entre ellos Leon Bronstein, mejor conocido como Leon Trosky. El movimiento se dividió entre los moderados y los extremistas, esto es, entre los mencheviques y los bolcheviques.

Vladimir Lenin se puso a la cabeza de los bolcheviques arreciando con furia contra el gobierno todo el odio y rencor acumulado por años; la represión oficial alcanzó a los agitadores y a las estructuras abiertas, pero dejó intacta a la organización secreta que incrementó su lucha. Nicolás II, de temperamento débil, creyó que haciendo más concesiones lograría disminuir la fuerte embestida judía; sin embargo, poco hacía para aliviar la miseria de algunos sectores que daban justificación al discurso marxista.

Ante el temor de ser arrestados, Lenin y sus colaboradores huyen del país. Lenin se reúne con los judíos Zinovief y Kamenef para diseñar nuevas estrategias de lucha. Lenin se instala en Suiza desde donde dirigía la agitación en Rusia.

Lenin se entregó en cuerpo y alma a su odio por todo patriotismo… Toda defensa de la Patria —decía— es chauvinismo, alentando a los soldados contra el gobierno que los había mandado contra los alemanes; los alemanes a cambio le proporcionaron un tren para que desde Berlín llegara a San Petersburgo donde lo esperaban Trotsky y Stalin. 

Lenin hizo un pacto secreto con Kamenef, Zinovief y Ouritsky para aterrorizar a Petrogrado, los soldados saqueaban la ciudad y violaban a las mujeres, asesinaron en masa a oficiales del ejército ruso. Lenin usaría el terror como arma de dominio sobre el odiado pueblo de Rusia.

La propaganda marxista prometía tierras a sus militantes e igualdad a todos; en fin, toda la propaganda marxista y ejercía una labor de descrédito contra los zares para eliminar la devoción que el pueblo ruso tenía por los zares, inventaron la historia de que Rasputín controlaba el imperio a través de sus amoríos con la emperatriz y otras historias carentes de veracidad, pero de gran efecto entre la población.

Pero ¿de dónde venía el dinero para la revolución? De los magnates y banqueros de su raza como Jacobo Schjff patrocinador de Trotsky, pero principalmente desde Nueva York por los banqueros judíos como Kuhn Loeb, Félix Warburg, Otto Kahn, Mortimer Schiff y Olef Asxhberg que veían como gran negocio las riquezas de Rusia que caerían en manos de los marxistas como efectivamente sucedió. Los marxistas se quedaron con las tierras, las fábricas y los negocios rusos para su beneficio pagando sueldos de miseria a los empleados y trabajadores rusos.

Al triunfo de la revolución las ideas radicales de Lenin no le agradaron al gobierno provisional de Kerenesky, por lo que unos meses después Lenin y sus bolcheviques darían un golpe de estado y se quedarían con el poder implantando un estado de terror entre la población; los campesinos que se oponían a entregar sus tierras eran asesinados junto con sus familias, lo mismo los ejércitos y líderes opositores fueron masacrados ante una furia inusitada de este líder iluminado que fue el izquierdista Lenin.

Como el ala izquierda de la Revolución Francesa, fueron eliminados los burgueses, comerciantes, dueños de talleres, sacerdotes cristianos y todo representante de la clase media, ahora vendría la “dictadura del proletariado”, el mártir de la narrativa izquierdosa que tomaría venganza de todo aquel que lo había explotado, aunque en realidad le esperaba una nueva explotación más bestial y despiadada por el nuevo régimen.

Pero le faltaba cobrar la deuda de su hermano con la familia real que estaba en prisión, donde era tratada con saña inaudita. Llegaron los enviados de Lenin y dispararon contra el Zar, la Zarina, el zarevich, las princesas Olga, Tatiana, María y Anastasia. Después de dispararles, siguiendo las órdenes precisas de Lenin, sus cuerpos fueron perforados por las bayonetas, luego sus cuerpos fueron llevados a un bosque donde les bañaron con ácido y después les prendieron fuego.

Las purgas siguieron eliminando a todo posible opositor con un odio profundo por el pueblo ruso que los había sometido por tantos años al tiempo de un adoctrinamiento intensivo donde Lenin ocuparía el lugar destinado para Dios en el pueblo ruso y su nueva religión, el comunismo.

El carácter místico del pueblo ruso sustituyó la religión cristiana por una ideología manejada como religión que se encarnó por temor y terminó como devoción, la ideología Marxista era finalmente implementada en forma brutal por Lenin y sus secuaces en Rusia y propagada por todo el mundo a través de la Internacional Socialista y otras organizaciones.

Conocer la vida de Lenin nos ayuda a entender los gobiernos de izquierda totalitarios, anticlericales, anti mercado, enemigos de la clase media, asesinos de la disidencia, ladrones del patrimonio público y privado y empobrecedores del pueblo, como el que se está instalando en México, que hacen del marxismo una filosofía de terror y exterminio.