Inicio ENFOQUES Y PERCEPCIONES Legislar como práctica no exenta de vicios

Legislar como práctica no exenta de vicios

Reclamar venganza solo conlleva a que las víctimas se conviertan en victimarios y los victimarios en víctimas sin lograr superarse el mal que se dice querer corregir

Soc. Omar Jesús Gómez Graterol.- Numerosos gobiernos latinoamericanos establecen como una de las principales acciones adelantadas por sus administraciones la formulación de leyes. Reiteradamente muestran, en los medios de comunicación, sus senados y/o congresos siendo lugares muy activos donde se debaten temas de diversa índole para ser regulados.

Esto, en sí, es una parte de sus atribuciones ya que toda nación tiene que aproximar sus legislaciones a la realidad en la cual se emplearán las mismas de modo que estas deben actualizarse constantemente, derogarse o llenar vacíos legislativos al haber situaciones jurídicas por resolver. En síntesis, deben aportar recursos para favorecer la relación de los distintos actores que conviven en un espacio territorial en un lapso definido.

Sin embargo, en varios países, se observan vicios en los marcos legales que, en vez de contribuir a ejercer la justicia, la democracia, el respeto por la vida, la ciudadanía, entre otros, se extravían. Lo señalado por motivaciones que no necesariamente se exponen a la luz pública y que manifiestan intenciones con frecuencia ignoradas por sus habitantes.

Por consiguiente, se impregnan de flaquezas que generan conflictos con impactos sociales de distinta naturaleza. A continuación, se indican las más usuales de estas lacras:

1.- Profusión de Leyes: Algunas asambleas persiguen regular prácticamente hasta la forma de caminar de sus ciudadanos. Quizás asumen que mientras más reglas produzcan y más significativo sea el control del Estado en la población, esta última se comportará mejor. En la experiencia, lo que se advierte es que al funcionar las cosas así sus habitantes tienden a incurrir en infracciones recurrentemente por ignorancia de la ley o porque sienten un exceso de dominación sobre su voluntad y albedrío, es decir, un atentado a su libertad. Es por ello lo conveniente que se puede hacer en estos casos es apostar por una conciencia cívica y una buena educación de manera que las personas sepan distinguir dónde comienzan y culminan sus derechos así como deberes, en la sociedad, además de discernir lo bueno de lo malo.

2.- Leyes Retaliativas: En ocasiones, no pocos movimientos promueven leyes para que se compense a sectores o comunidades que históricamente han sido o se consideran marginados y abusados. Hasta aquí todo pinta bastante bien.  El problema es al buscarse culpables para castigarlos estando con frecuencia estos ya fallecidos y se quiere cobrar a sus descendientes. Lo sano sería evitar que las prácticas perversas se sigan reproduciendo y acaben execradas.  Asimismo, que se reivindique y gratifique -en la medida de lo posible- a quienes han experimentado vejaciones. Pero reclamar venganza solo conlleva a que las víctimas se conviertan en victimarios y los victimarios en víctimas sin lograr superarse el mal que se dice querer corregir.

3.- Leyes por Moda: Hay jurisdicciones que legislan en función de lo que se hace en otras áreas geográficas, aunque sus circunstancias no demanden este tipo de normativa, porque simplemente el o los eventos que la suscitan no aplican para ellas. En este orden de ideas se evidencian regulaciones que van en contra de la cultura, identidad e idiosincrasia de los pueblos solo porque lo que se trata de imponer simplemente les es ajeno. En tal sentido, se despilfarran recursos intentando controlar hechos inexistentes u originando un efecto de rebote, pues el fenómeno que se desconocía aparece creado por las propias instituciones estatales.

4.- Leyes por Proselitismo Político: También se da el caso de que se concretan leyes para ganarse la simpatía de sectores específicos que representan gran cantidad de votos. Indudablemente lo que se busca es apoyo para un grupo con intereses específicos, sin pensarse en el daño que se puede infligir al colectivo.  

5.- Leyes para perpetuarse en el poder: Se está acostumbrando a que ciertos mandatarios, y sus equipos de trabajo, traten de otorgarles a sus proyectos, programas y planes un soporte constitucional que les garantice su permanencia en el tiempo a la par de la de sus ejecutores. Esto, dentro un contexto democrático, deriva en una aberración.  Cuando la generalidad de los electores decide que determinados representantes ya no convienen para continuar dirigiendo los destinos patrios, están mostrando un desacuerdo con las políticas gubernamentales por ellos impulsadas y, por lo tanto, su no disposición a seguir respaldándolos. De esta suerte, si un gobernante procura darle a sus gestiones una vigencia más allá de lo que su periodo de mandato le permite está cometiendo una grave falla que además perjudica la regencia de quien lo sucede en el cargo.

Las constituciones, en general, siempre requieren de una labor perenne de revisión para que sean instrumentos en pro de la ciudadanía y del desarrollo nacional.  Por ello, es necesario mantenerse pendientes de las orientaciones que se le pretenden aplicar y evaluar si estas responden a la conveniencia de la mayoría o a minorías que solo buscan su beneficio particular.

La paz, el progreso y el bienestar se construyen sosteniéndose en lo justo o, de lo contrario, se está condenando la convivencia social al fracaso cuando la materia legal carece de legitimidad.