Después de que 10 gobernadores de igual número de estados de la república, dieron a conocer lo que llamaron la Alianza Federalista que busca un diálogo con el presidente de la república, como era de esperarse, éste último les respondió a su estilo. “Que aprendan a mandar obedeciendo, que primero consulten al pueblo”. Y que le toman la palabra.
La Alianza Federalista está conformada por 10 gobernadores emanados de diferentes partidos políticos nacionales, PAN, PRD y Movimiento Ciudadano. Un Independiente. Chihuahua, Durango, Guanajuato, Aguascalientes, Tamaulipas, Coahuila, Colima, Michoacán, Jalisco y Nuevo León, son los estados que conforman la alianza y que reclaman una falta de diálogo con el ejecutivo federal, ante el recorte al gasto federalizado para 2021, la eliminación de los fideicomisos y la falta de previsiones y acciones sustanciales para enfrentar la pandemia de Covid-19. Lo que les vendrá a causar graves afectaciones a sus respectivos estados.
Estos estados contribuyen a la federación con poco más del 30% de la Recaudación Federal Participable.
La falta de diálogo con el poder federal es lo que ocasiona que se conjunte la alianza. A lo que “nuestro ya no tan querido presidente” espera que, la alianza es una organización que se da para prepararse para las elecciones que se avecinan el próximo año. Y en parte, tiene razón. Sin embargo, es el mismo motivo para la cerrazón de parte el ejecutivo federal. La elección 2021.
En política no hay casualidades. Lo que parece, siempre es y lo más cierto es que no hay nada cierto ni nada es definitivo.
Quienes hoy discuten y se injurian acaloradamente, mañana podrán estar departiendo sonrisas y parabienes mutuos. Así es, así ha sido, así será. Es el mundo de la política. Del gobierno. Del poder.
La política es la arena en la que se lucha por el poder y se ejerce el mismo. Es la actividad que establece las normas de gobierno y esto significa y ha significado mucho para el ser humano.
Y en México se hace buena política, con buena retórica y también se hace politiquería. La que se expresa a bravatas. Como lo que estamos empezando a ver y a escuchar. Eso es para nada edificante. Los discursos de ambas partes son invectivos.
Casi todos aquí son de mecha corta. Que es síntoma de carácter débil. Y todos tienen el poder que la constitución les otorga. La cosa es que todos creen tener la razón. Se recomienda el dialogo político. Pero no, hay cerrazón de voluntad.
Los gobernadores agrupados en la Alianza Federalista advirtieron que de no establecer puentes firmes y de respeto entre el gobierno federal y las entidades y municipios “se pondrá en riesgo la consistencia y razón de ser de nuestro pacto federal”.
El presidente de la nación responde desafiante: “no hay nada que temer. Hagan una encuesta”.
Y el gobernador de Jalisco, de manera inmediata se lanza a la encuesta, seguido de sus pares de la alianza. Y a mano alzada, como las que el mismo presidente hace para cerrar aeropuertos y cervecerías, endosando deudas y compromisos financieros a las arcas nacionales. Exactamente como sus antecesores han hecho con los bancos y las paraestatales.
Los gobernadores de Jalisco, Michoacán, Nuevo León, Coahuila, Tamaulipas, Aguascalientes y Guanajuato comenzaron a preguntar a la gente de sus estados, algunos a mano alzada, qué querían que se hiciera.
El gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, hizo la primera “consulta”. “¿Estamos dispuestos a seguir pagándole impuestos a la Federación para que ellos se queden con nuestro dinero y no le rindan cuentas a nadie? ¿O estamos listos para empezar a discutir cómo le hacemos para nosotros lograr que los impuestos de los jaliscienses se queden en Jalisco? ¿Quién estaría de acuerdo? Levante la mano, pa’ que se filme, que aquí en Jalisco no vamos a permitir que la Federación siga abusando de Jalisco, que ya estuvo bueno”.
Las respuestas fueron obvias. Como las encuestas presidenciales que se han hecho en los casos referidos y por los que se está pagando, como si las obras se hubieran realizado.
Le han dado una sopa de su propio chocolate al presidente. Lo que ya sabemos dadas sus condiciones de ejercer el poder, nada bueno.
Nada bueno es que el presidente no quiera reunirse con los gobernadores y más, que diga que no lo hace por proteger la investidura presidencial. Ese calificativo hacia los gobernadores es invectivo, no abona. Es autoritario.
Sobre todo, cuando todo el país ha visto a su presidente acercarse a personas que podrán ser muy nobles como tales, pero que, por las actividades de sus familiares, esas reuniones casuales se prestan no sólo para la especulación y la leyenda urbana. También dan un aire de certeza a lo que se dice, se rumora y se comenta.
Mientras en los medios se da cuenta de todo esto que sucede, seguramente los operadores políticos trabajan para ponerse de acuerdo. La gente de los gobiernos y la Secretaria de Hacienda hacen su “chamba”. Los gobernadores y el presidente hacen política, “politicadas” y politiquerías. Aprovechan para decirse de todo. Pues ya sabemos, que su pecho no es bodega.
Los demás, no sólo vemos, sino que la sufrimos ante la parálisis y escases que todo esto significar en la operación de gobernar un país que no es fácil de conducir, ni de lidiar. Menos cuando como decía mi santa madre, vemos que se ponen con el burro a las patadas.
Así, El Meollo del Asunto.