Candelario González Villa.- Lamentable inicio del proceso electoral por parte del Partido Acción Nacional (PAN), en voz de la presidente de su comité estatal en Chihuahua, Rocío Reza Gallegos. La negación al significado de “respeto” y la confusión del término “ofensa” nos exhibe la ausencia de la dialéctica y de los principios éticos y morales.
La señora centró su “propuesta” en la crítica y el ataque al presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador y el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), en ningún momento aparecieron la reflexión, el análisis y la congruencia.
Pero “no se le pueden pedir peras al olmo”, la señora Reza peca de “inocencia”, deja la historia en el olvido, en la amnesia inducida para justificar los estropicios de su partido una vez que se empoderaron para de ahí satisfacer su ambición por el dinero, sin importarles el bienestar social de los mexicanos, a los cuales mandaron a la pobreza (60 millones) ni la violencia en la que sumieron al país en el sexenio del espurio Felipe Calderón y ni qué decir de Vicente Fox.
A la señora Reza se le olvida el distanciamiento con el sentir del pueblo por parte de su partido, el cual sigue empecinado en figurar en el pueblo. Lamentable la intromisión de la cúpula del seudopartido en la problemática del agua, que dio lugar a la violencia.
La señora Reza no tiene vergüenza, pues inyectar el odio sustentado en la desinformación y en el ataque no tiene nombre, pues la señora Reza evade la autocrítica y la crítica al cruel desempeño de la élite de su partido, que solamente ha buscado el bienestar de su dirigencia.
No es una rareza. El discurso panista, cínico y desmemoriado, como siempre presto a culpar a sus adversarios, con rumores y calumnias para justificar su incapacidad para dirigir la administración pública.
Chihuahua está en el hartazgo, en el coraje de vivir el desgobierno de Javier Corral Jurado y es precisamente ahí donde la señora Reza debe centrar su crítica y dejar de atacar al gobierno federal y al hoy partido Morena.