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Las mentiras medianas

Dr. Fernando Antonio Herrera Martínez.- Sigo en la lectura, muy recomendada, del libro “El Ocaso de la Democracia”, subtitulado “la seducción del autoritarismo”, en opinión de The Washington Post y The Financial Times, el mejor libro del año 2021, de Anne Applebaum.

Los movimientos polarizadores dependen de una gran mentira, o por lo menos como lo explica Timothy Snyder: mentiras medianas. Se comenta que en política se utilizan estas “mentiras medianas” para subir o escalar peldaños. Por ejemplo: Trump decía que Obama no era nacido en Estados Unidos, AMLO señaló a todos los políticos y partidos políticos como responsables del principal problema de México que, según él, era la corrupción.

Lo hacen para llegar al poder, pero Obama sí es estadounidense y la corrupción es uno de los muchos problemas de México. Además, a tres años de gobernar solamente él piensa que ya no hay corrupción en el país. Por cierto, la problemática de México aumenta en todos los rubros: desde los crímenes hasta delincuencia organizada, la corrupción en todos los niveles, etc.

La nostalgia restauradora de López Obrador lo impulsa a pretender regresar a la hegemonía política en la que se crió. Al igual que le pasó a Reino Unido cuando se separó de la Unión Europea porque no podían entender que estaban obligados a negociar en Bruselas en el Parlamento Europeo, los cambios de la Unión Europea, cuando ellos eran la gran potencia que había ganado la II Guerra Mundial y los reyes de los mares.

¿Eran los salvadores de todos y ahora Alemania mandaba o tenía igual o mayor influencia? Igual, Putin juega con la idea de hacer de Rusia lo que algún día fue la URSS, que feneció con la caída del Muro en Berlín y Gorbachov se quedó solo cuando las repúblicas que gobernaba se fueron separando. Por eso, Putin, con más de 20 años en el poder, propicia los conflictos con Ucrania y reclama la península de Crimea.

Hay una cita de Karen Stenner: “El autoritarismo es algo que atrae a las personas que no toleran la complejidad: no hay nada intrínseco de izquierda o de derecha en ese instinto, es meramente antipluralista: recela de las personas con ideas distintas y es alérgico a los debates acalorados. Resulta irrelevante que quienes lo tienen deriven en última instancia su postura política hacia el marxismo o el nacionalismo. Es una actitud mental, no un conjunto de ideas”

Terquedades

Platón temía las “falsas y jactanciosas palabras del demagogo y sospechaba que la democracia no podía ser más que un punto de partida en el camino hacia la tiranía”.

Annah Anrandt, estudiosa a profundidad del autoritarismo, identifica a los autoritarios como individuos radicalmente solitarios que, “desprovistos de ningún otro vínculo social con la familia, amigos o simples conocidos, basa su percepción en tener un lugar en el mundo, como pertenecer a un movimiento o afiliado a un partido”.