Dr. Fernando Antonio Herrera Martínez.- Ayer en la esperada audiencia de César Duarte, se conoció, finalmente, la burda mentira con la que lo extraditaron de los Estados Unidos.
La agente del Ministerio Público, Silvia Madrid, a querer y no, tuvo que enseñar sus cartas y presentó el testimonio de Luis Salas, en su calidad de auditor financiero de la Auditoría Superior del Estado; también refirió, ante la jueza, el testimonio de un testigo, cuya identidad, dijo, era reservada, pero el velo se corrió solo al señalar que ese testigo decía haber sido el secretario de Hacienda, por lo que todos supieron que se refería al testigo declarado como hostil en otro juicio y como persona dispuesta a declarar lo que se le pidiera: Jaime Ramón Herrera Corral, el traidor.
En ambos testimonios la MP refirió que ambos habían recibido “órdenes para limpiar” las cuentas del 2015. La necedad de acomodar la justicia llevó a la agente del MP a utilizar esos testimonios, cuando la acusación que posibilitó la extradición de Duarte data del 2014.
La juez puede fingir que no se da cuenta, pero eso durará sólo hasta que llegue al escritorio de un juez federal, el cual de inmediato echará por la borda todo el tiglado armado a propósito por Javier Corral y los traidores citados por la MP.
Si la Juez no tiene “instrucciones” de mantenerlo encerrado a costa de lo que sea; el sobreseimiento es lo que corresponde jurídicamente hablado, pero si acaso tiene instrucciones, lo mantendrán preso en lo que el expediente llega a los tribunales federales, porque ese teatro de carpa no se sostiene con los vientos de nuestra tierra.
El karma no perdona, y aunque lento, llega elegante. Un día el que estará tras las rejas será Javier Corral y no sus víctimas construidas desde su campaña hasta el final de su desgobierno. Jamás ganó uno solo de los expedientes X y jamás podrá con su carga emocional y su locura borrar de la mente de los chihuahuenses la maldad que lo quema por dentro. Al tiempo…
La verdad se impondrá
Muchas personas no saben que la Auditoría Superior de la Federación nunca tuvo acusación alguna contra César Duarte, al igual que sus seis cuentas en el estado fueron aprobadas por el Congreso y su fallo es definitivo. Trataron de sacar información de sus excolaboradores que se prestaron a ser testigos falsos.
La extradición la lograron con una acusación de 2014, pero que en las pruebas presentadas no pudieron acreditar y utilizaron otras falsas, pero con fecha de 2015.
Fuera de toda lógica jurídica, engañaron al gobierno de Estados Unidos y se engañaron a sí mismos, pues la carga de la prueba, aunque los jueces de consigna de Chihuahua la den por buena, ningún juzgado federal la sostendría por ser obviamente falsa.
Sus bienes los destruyeron y saquearon, pero no pudieron quitárselos y su libertad se la quitaron a la fuerza con testigos hostiles, falsarios y traidores, pero la verdad se impondrá y quedará libre y exonerado.
Las mentiras de Corral que la sociedad creyó de buena fe, están por derrumbarse. Todo quedará en el amargo triunfo falaz de un sociópata que metió a mucha gente a la cárcel, pero por odio, por venganza, no por otra razón. La gente sabrá por fin que el pillo es y siempre fue el mentiroso de Javier Corral, que ni mexicano es.
