WASHINGTON- El 11 de septiembre de 2001, EU sufrió el ataque terrorista más mortífero de la historia: 19 agentes de Al Qaeda secuestraron 4 aviones de pasajeros y los convirtieron en poderosas armas.
Dos aviones se estrellaron contra las Torres Gemelas del World Trade Center de Nueva York, uno contra el edificio del Pentágono y otro se estrelló en Pensilvania. Los ataques coordinados mataron a casi 3 mil personas.

Han pasado más de 20 años desde un día que cambió la vida para siempre, no solo en Estados Unidos, sino en todo el mundo. El 11 de septiembre de 2001 los 19 agentes de Al Qaeda secuestraron cuatro aviones de pasajeros y dirigieron dos de ellos contra las Torres Gemelas del World Trade Center de Nueva York, de 110 plantas. El tercer avión se estrelló contra el edificio del Pentágono y el cuarto se estrelló en Pensilvania.

Además de los 19 terroristas, 2 mil 977 personas murieron en los atentados, y otras 24 desaparecieron. La mayoría de los muertos eran civiles: pasajeros y miembros de la tripulación de los aviones, empleados de las oficinas de los pisos superiores del WTC, bomberos y policías.

Entre los muertos había ciudadanos de Estados Unidos y de otras 91 naciones. 15 de los terroristas eran de nacionalidad saudí, dos eran de los Emiratos Árabes Unidos, uno de Egipto y otro del Líbano.

Justo después de la tragedia, el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, declaró su intención de asestar un golpe demoledor al terrorismo. Tras esta declaración, su índice de aprobación se disparó hasta el 90%.

El 20 de septiembre de 2001 Bush Jr. presentó un ultimátum a las autoridades afganas, exigiendo la extradición del líder de Al Qaeda que se escondía en el territorio del Estado, Osama bin Laden, y todas las personas involucradas en los ataques terroristas.

Kabul solicitó pruebas de la culpabilidad de Bin Laden, prometiendo juzgarlo en un tribunal islámico, pero no recibió ninguna prueba. El propio fundador de Al Qaeda negó desde hace tiempo su participación en el atentado. Osama admitió haber planeado el atentado solo en 2004.

El 7 de octubre de 2001 los aviones de la Fuerza Aérea estadounidense llevaron a cabo los primeros ataques contra objetivos afganos, marcando el inicio de la guerra más larga de la historia de Estados Unidos.

Dos años después, las tropas estadounidenses entraron en Irak y, sin encontrar apenas resistencia, derrocaron el régimen de Sadam Huseín. El pretexto para la invasión fue la acusación de que Irak había reanudado el desarrollo de armas de destrucción masiva y colaboraba con organizaciones terroristas internacionales, principalmente Al Qaeda.

Mientras que la decisión de Bush Jr. de empezar una guerra contra Afganistán fue apoyada por muchos líderes mundiales, incluido Vladímir Putin, su intención de entrar en Irak fue rechazada incluso por los aliados de la OTAN.

Tras el derrocamiento de Huseín, Irak se sumió en el caos y se convirtió en un bastión islamista. Muchos musulmanes empezaron a percibir a Estados Unidos como nuevos cruzados y las filas de los yihadistas se engrosaron rápidamente.

La guerra contra el terrorismo no solo se libró fuera de Estados Unidos: el 26 de octubre de 2001, Bush Jr. firmó la ley patriótica, aprobada por el Congreso, que permitía a las agencias de inteligencia estadounidenses espiar a sus propios ciudadanos sin obstáculos.

En 2013 estalló un gran escándalo cuando el exfuncionario de la CIA y la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) Edward Snowden reveló detalles de las agencias de inteligencia estadounidenses.

Otra consecuencia del 11S fue el aumento de la islamofobia: desde el 11S, el número de ataques a musulmanes en 2001 se multiplicó por 17.


El ataque terrorista del 11 de septiembre, entre otras cosas, provocó un desastre medioambiental local en Nueva York. Se liberaron grandes cantidades de sustancias cancerígenas en el aire, lo que aumentó la incidencia del cáncer entre los residentes locales.

Sputnik
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