Dr. Fernando Antonio Herrera Martínez.- Nadie puede intervenir en la sucesión presidencial, ni antes ni ahora. En el futuro no lo sé, pero mi General Secretario ha estado recibiendo más pelotazos que el mono de feria, todo por haberse inmiscuido en la sucesión presidencial.
Le dieron la quinta estrella, pero el poder es canijo y ahora al frente de la Sedena se decantó por Adán Augusto López y eso enfureció al presidente que les ha dado todo y aun así se le salieron del huacal.
Todo empezó con Macedo De la Concha, cuando el presidente Fox cometió el garrafal error de entregar la entonces Procuraduría a un militar. Fox, sin saberlo, pienso, rompió el equilibrio que existía entre mandos civiles y militares.
Macedo de La Concha llegó e invadió con los militares la hoy FGR, luego Calderón los sacó a las calles y todo se fue al diablo. Militar que deja cuartel, nunca regresa… Peña Nieto no pudo, no quiso, no lo vio, pero siguió igual o peor y los militares consolidaron su presencia en las calles.
El candidato opositor hizo la firme promesa de regresarlos al cuartel, pero es claro que el empoderamiento del Ejército ya era irreversible, le sacaron todo, le vaciaron las arcas públicas, todo lo que se les dio la gana y se quedaron con seguridad pública, además de aduanas fronterizas y de los puertos con todo y marina mercante. Ahora construyen, tienen línea aérea, hoteles y muchas otras cosas, operan negocios y viajan como y cuando les da la gana.
El poder omnipotente del ejército asusta a todos, menos a la delincuencia organizada. Se acabó el mito del coco, ahora hasta los corretean y cachetean en público. Los del crimen organizado los leyeron bien y les conocen todas las debilidades.
Fox lo rompió y entre todos los demás les entregaron el país. Los narcos organizados o delincuencia organizada son los únicos que no les han entregado su poder, sólo pagan al que toca y siguen en ese juego perverso y corrupto en el que México puede perder todo, o ya lo perdió y no lo hemos registrado.
Generales, jefes, oficiales y tropa son los únicos que le pueden dar la vuelta a esta tragedia cuyo control está en muy pocas manos de la élite del Ejército. Quizás ellos, los buenos militares y marinos, nos puedan salvar.
Adán Augusto no es lo que ves
Se mimetiza con su amigo de toda la vida, habla despacio, aunque no tanto, pero sí deja ver el acento tabasqueño a propósito porque quiere parecer lo que no es, por temor a verse superior a su jefe; y lo es.
Está por cumplir 60 años en septiembre, no importa cómo crea usted que es; su educación no se limita a la de un notario que tiene Abogacía. Habla con fluidez el francés porque su título de abogado de la Universidad Juárez de Tabasco, cuenta con estudios en derecho comparado por el Instituto de Derecho Comparado en París y además cursó allá la maestría en Ciencias Políticas por la Universidad de París II.
También tiene un Diplomado en Derecho Notarial por la Universidad Nacional Autónoma de México. Ha sido diputado local en Tabasco por la lista de plurinominales, ha sido diputado federal por la vía de la mayoría relativa, ha sido senador también por la vía de la mayoría relativa y gobernador de Tabasco y luego llamado a la Secretaría de Gobernación.
Estuvo en el PRI hasta 2001, luego pasó al PRD y luego siguió a MORENA en 2014. Ahora ha conseguido el apoyo, jamás imaginado, de los militares en su deseo de suceder a Andrés Manuel. Esa jugada que pudiera ser de Jaque Mate contra Marcelo Ebrard y Claudia Sheinbaum puede ser un bumerang que lo baje del tablero como corcholata o que lo deje gobernar, si gana, pero a merced del Ejército, o de su élite, que no es lo mismo.
Los verdaderos militares son garantes de nuestra patria, de su Carta Magna, de sus familias que somos nosotros, el pueblo.