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La rebatinga

Todas las ambiciones son legítimas, excepto las que se construyen sobre la miseria o la credulidad de la humanidad. Josep Conerod, novelista polaco

Cuauhtémoc Monreal Rocha.- La rebatinga no es una canción, ni cha cha chá, ni un tumbao o algo parecido; simplemente quiere decir personas que desean lo mismo y lo obtienen forcejeando; en esta ocasión trataremos de un forcejeo político, pues en este país nunca deja de haber elecciones porque dinero lo hay porque lo hay, así el sistema de salud, el de educación y el agrario no sean siquiera como el de Dinamarca, mucho menos mejor.

¿A qué viene tanto rollo? A que desde hace algunos meses, la rebatinga por obtener un suculento hueso público vía elecciones, ya se inició y día a día van surgiendo a la luz pública, los nombres de los suspirantes a las presidencias municipales y gobierno del Estado de Chihuahua: Austria Galindo, Andrea Chávez, Marco Bonilla, Cruz Pérez Cuéllar, Juan Carlos Loera… más los que se vayan acumulando, todos ellos (as) con el solo deseo y anhelo de servir a los que menos tienen, en este gobierno de la 4T, pseudo-redentor del “pueblo bueno y sabio”.

La ambición es desmedida y se están dando con todo, con tal de obtener un suculento hueso y todos ellos tienen sus respectivos padrinos, aunque  algunos de éstos estén desprestigiados por la corrupción y la impunidad, para no decir que tienen buenas relaciones con la delincuencia organizada, según los últimos escándalos del robo de combustibles (huachicol) y los fraudes fiscales, malamente llamado huachicol fiscal, donde si bien ya hay algunos rostros, todavía no se da con el cerebro de este cártel huachicolero.

Como todos los mexicanos, estos suspirantes a los huesos públicos, no le hacen asco a la administración pública, porque saben perfectamente que estando pegados a la ubre presupuestal, resuelven sus problemas económicos de por vida, tanto en lo personal, como en lo familiar, de ahí la ambición que les embarga y sus campañas políticas, fuera de tiempo y de toda norma estatutaria, ya se inició, argumentando estos políticos cuatroteros, mil y un pretextos para seguirlas, pues la ambición es la ambición y con un poco de suerte, todo puede suceder.

Desde luego, todos los candidatos (as) hablan de honestidad, solo que, cuando se está en el poder, la tentación es más fuerte que todos los valores humanos y si no que se lo pregunten a los marinos que, educados bajo férreas normas del honor, del deber y de la lealtad a la patria, que no al presidente en turno, sucumbieron ante la tentación.

Y para dejar el amargo sabor de boca que les haya dejado esta entrega, un poco de humor: ¿Que le dijo una pared a otra? Nos vemos en la esquina. Vale.