Dr. Arturo Castro.- La política es todo aquello que se refiere a la ciudad, a pesar de los disturbios ocasionados por ella misma y por los entes privados y públicos, parece que avanza sin cansarse de ver la obscenidad del actuar de personas de cualquier nivel o ideología.
Siempre ha ocupado la agenda social el propio interés de estar mejor, por ello la idea es no molestar y solo cooperar o hacerse el que no oye ni ve, a pesar de la angustia de ver continuamente temas ajenos a ese bienestar que van del huachicol a la desaparición del Instituto Nacional Electoral.
La política ofrece el poder de hacer desde el gobierno y desde afuera de él, contempla bases reales para el desarrollo de una sociedad en todos sus ámbitos, pero también da lugar a grandes locuras que van desde cancelación y construcción de aeropuertos, de tratar de vender aviones oficiales y comprar insumos para comodidad de otros más particulares.
Este sexenio ha sido totalmente diferente, independientemente de su eficacia y de sus controles anticorrupción, hoy se trata de que todo mundo hable del tema que pone la agenda pública de la Presidencia de la República.
Se trata de distraer al más capaz y al más oportunista, lo cual la historia habrá de calificar como lo ha hecho con anteriores gobernantes que han pasado por los calificativos de estadistas, de Juniors y de simples.
La política muestra los liderazgos y las tiranías de sus protagonistas, las copias de otros gobiernos y las innovaciones, el análisis es diferente desde quien lo hace, el causal viene de la educación y la experiencia de vida.
Hablar de política es simplemente fácil pues en este análisis se busca lograr una mayor conciencia sin reparo de ubicación, se hace en la plaza pública y en la Cámara de Diputados, desde los partidos políticos y en el café frente a quienes creen que lo saben todo.
La atención se ocupa a cada instante por parte de este buen gobierno y que no requiere de ello, solo trabajar para engrandecer al país internamente, la fama mundial ya tiene pódium, si no en desarrollo, sí en futbol y mercadería informal.
Desaparecer al INE es una tontería, lo saben quienes lo promueven, son distractores como tantos otros en la corta historia que nos antecede, tal vez lo que sigue es desaparecer la gobernabilidad en estados y municipios y establecer un Reino.
Un Reino que transforme la vida en paz y en sociedad a una de súbditos que alaben a cualquier político, cuyo ambiente se da entre simpatizantes, contrincantes y traidores.