Dr. Arturo Castro.- La cuarta transformación parece una mentira que sirve para reprimir a quienes ejercen la política en calidad de adversarios, es también un acto de dominación social a través de las dádivas de beneficencia que igual siempre han existido.
La idea es ganar un mayor poder político basado en el desprecio y en la burla de quienes no piensan igual, que solo arrastran una ideología sin acciones verdaderas de oposición porque el miedo no anda en burro.
La corrupción es la madre de todas las culpas, el político la busca, aunque en ocasiones se la ofrecen para favorecer compras con y sin el debido proceso licitatorio, esto ocasiona que quienes practican este oficio tengan un pendiente por ahí.
La bandera política anticorrupción convence a una sociedad que cree que se está haciendo lo correcto, aunque nadie conoce quiénes son los proveedores de hoy, ese pueblo sabio que tiene al gobierno con una alta aprobación a pesar de las acusaciones en su contra.
La política se mantiene en un escenario de culpas y redenciones del pasado según sean los protagonistas, ya que algunos vivieron esas canonjías reclamadas y hoy están completamente exonerados de culpa, todo por seguir correctamente los momentos y lugares políticos.
Parece una mentira tal transformación porque no se ve un objetivo a ningún plazo, solo ese combate simulado a la corrupción, ya que no se ven culpables, ni de aquí ni de acullá. La política se disfruta cuando es limpia y no en un clima de presión y de persecución.
Se reprime todo el pasado político a través de palabras ofensivas expresadas como conceptos sustantivos de comportamientos, la muestra es la defensa del Instituto Nacional Electoral que a decir del máximo poder público son puros chachalacas con intereses de clase.
La democracia tiene sus procedimientos, mismos que se han respetado otorgando triunfos nacionales a tres partidos de diferente ideología en los últimos años, el sueño es crear y abrir los corazones de la sociedad para que con una vocación progresista tome las mejores decisiones.
Sostener el actual sistema político parece difícil en los próximos sexenios, se habla del poder de un solo hombre como sucedió con Benito Juárez y Porfirio Díaz, por la historia oficial uno héroe y otro traidor.
La política de hoy nunca sucedió, al igual que la muerte no existe como lo vimos en días pasados en que hubo convivios con quienes se fueron antes del mundo terrenal.
Es lo que más conviene pensar a una sociedad consciente que desea mejores condiciones de convivencia, sin la burla política ni la carestía de vida que existe en la actualidad.