Candelario González Villa.- Inicio con un abrazo colectivo a todas las madres de mi Ciudad Juárez, del estado, de México y del mundo. El señor las bendice hoy y hasta siempre.
Hoy en día se está dando la controversia entre salud, vida y mercado o economía. La primera, con sacrificio y entrega está en lo suyo, recibe críticas y se le exige, mientras las segundas están en la pelea de pérdidas y ganancias.
Ambas están en el asedio de opinólogos, criticólogos y los rumorólogos que formentan la desinformación diseminada en una sociedad que vive en la confusión y el temor.
Esta pandemia exhibe la realidad de la humanidad, la pérdida del sentido de vida. Hoy nos damos cuenta que somos víctimas de nuestras creaciones, de la pérdida de valores familiares y de conciencia objetiva. Caímos en el individualismo como forma de vida construyendo una sociedad superficial, excesivamente consumista, inmersa en un hedonismo enfermizo. No generalizo, pues existen ciudadanos conscientes del sentido humano de la vida.
Esta pandemia nos llegó a descubrir otras pandemias tan peligrosas como el Covid-19, entre ellas la del abandono del sector salud en nuestro país y el sector laboral, pero no son los únicos, podría seguir listando o citando el abandono de las instituciones del Estado secuestradas por intereses privados y tirando al olvido a un sector que representa a las mayorías, clase trabajadora, estudiantes y a la niñez, sin excluir a la tercera edad.
Una clase política que en su mayoría se encuentra perdida en sus ambiciones, a la que le importa un bledo el bienestar social, en componendas con los intereses de unos pocos. Y no se diga de la oposición minoritaria empecinada en desestabilizar al gobierno.
Olvidadizos los energúmenos que no reconocen su participación en los numerosos atracos y despojos a la nación, pues forman parte del ejército de la corrupción que nos llevó a la debacle nacional.
Esta pandemia nos lleva al cambio de vida, a buscar la armonía en toda la actividad, de igualdad, de justicia, siempre y cuando estemos decididos a reflexionar y encontrar la respuesta de qué es la vida.
Capitales y sociedad son el arranque del cambio. Si verdaderamente lo deseamos, estamos en tiempo para alcanzar la armonía y la calidad humana que nos regaló el Creador.