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La ingrata soledad pública

Dr. Arturo Castro.- Este triste país está siendo azotado por una democracia dirigida que dice ser diferente y transformadora sin reconocer que practica las políticas públicas que ejerció por 71 años el Partido Revolucionario Institucional.

El PRI hacía y deshacía políticos, leyes y programas sociales en base a la demanda de sostenimiento y crecimiento convencional sin consultas públicas como se teatraliza ahora.

Nunca se decía, solo se hacía, nunca se presumía de ser grande, solo se era. La sociedad conocía lo que significaba su pasado, su presente y su futuro cercano añadiendo satisfacciones y aceptaciones expresadas personalmente en las urnas electorales.

La sociedad no puede hablar, respira política en secreto siendo un gran destino de manipulación que al darse cuenta deja para mañana el análisis de qué acciones tomar, ese mañana es la próxima elección donde castiga a partidos políticos y se lleva de corbata su propio bien común.

Elige la sociedad frustrada a políticos ajenos al arte de servir para servirse haciendo a un lado a los profesionales del área, la inteligencia emotiva que tiene la convierte en una sumisión que le da saldo económico en una tarjeta del Banco del Bienestar, que más que un banco es una oficina de gestión administrativa.

Existe una soledad pública porque se es huérfano como persona en un colectivo que tiene una representación que se mantiene hablando de diferencias entre el pasado y el presente, que busca caprichosamente realizar obras al igual que militarizar el país otorgándole un protagonismo manifiesto a las fuerzas armadas.

Que no necesariamente podría estar mal, el problema es que realiza y administra políticas públicas de carácter civil asentados en la Constitución política del país, lo cual viene a contrariar el respeto y la tolerancia jurídica.

El PRI surge de muchos grupos de poder con sueños de unidad para crear y fortalecer instituciones públicas, el partido de MORENA surge con un cacicazgo que tiene nobles y plebeyos, que no cambian comas a los escritos en el Poder Legislativo.

Un líder que mueve las cartas en ambos lados de la mesa, que juega solo en la práctica del poder como regla inviolable que requiere de lealtad y sumisión.

La política siempre aspira a crear transformaciones ante los nuevos tiempos, el verdadero jefe es la sociedad que decide y se conforma pasivamente aceptando la realidad del entorno de violencia social y económica.

La soledad pública parece ingrata, es el resultado de un gobierno que asustado de ser olvidado, ejerce acciones de palabra y no de resultados sin conocer que la mentira siempre será una mentira.