Dr. Fernando A. Herrera M.- Sin duda se vale generalizar y decir, sin temor a mentir, que la corrupción distinguió a los gobiernos del PAN y del PRI.
Es una historia que nadie puede negar, que la propiciaron los partidos durante sus ejercicios de gobierno y que terminaron por hartar a la sociedad.
Esa historia tiene registro escrito por innumerables plumas que prendieron alertas tempranas que nadie atendió. Otras alertas se dieron más tarde que tampoco tomaron en cuenta, hasta que la gente le puso fin con el cambio de su voto a otra opción.
Hoy, las mismas plumas están avisando de las alertas, pero nadie las atiende. Llevan siete años en el gobierno. Son siete años de soberbia con el mismo estilo de los partidos que ahora son puro membrete.
Sin aprender en cabeza ajena, ni tomar los ejemplos que ellos mismos han descubierto, pareciera que se empeñan en superar la corrupción que tanto criticaron y denunciaron.
Es increíble que los idealistas que sufrieron persecución, cárcel e injusticias como las del 68 y 71, ahora superen en la corrupción a los representantes de la oligarquía que tanto los maltrató y que ellos tanto criticaron.
La gente compró una esperanza y una promesa que hasta ahora les fue cambiada por una mensualidad que asegura la comida.
Todo indica que a nadie le importa la corrupción porque se descubre un caso, luego otro mayor y otro y otro, y nada pasa en el apoyo popular. Siguen diciendo que el 70% está con ellos.
Lo peor es que en Morena no parecen tener disposición de encarcelar a los suyos, y al paso del tiempo constatamos que los nuevos ricos pierden la razón y se compran mansiones después de vivir en pequeñas casas de renta.
Y cuando los descubren, la cachaza que les cubre la piel por dentro, los lleva al desafío:
¿Y qué si compré esa casa? ¿Acaso debo vivir en una vecindad para siempre?
No, ese no es el problema, es que ganas una cantidad con la que no podrías pagarla, así que ¿dinos cómo le hiciste?
– Pues un amigo me prestó y le estoy pagando.
– Oye ¡nadie te va a creer eso!
– No me importa. La gente sabe que soy del pueblo y que para ellos trabajo.
Luego brinca la mayor corrupción de la historia con la Marina metida hasta el cuello, con miles de millones evadidos de los impuestos al importar combustibles en barcos enormes, y la presidente lo minimiza, incluso quiere que se olvide el tema y hasta dijo hoy en la mañanera que el expresidente AMLO tiene un 80% de apoyo popular.
No cabe duda, el dinero compra todo, y todo es todo, porque se oye entre la gente, que sí, que sí roban y que sí hay corrupción, pero que al menos reparten…
¡No como antes!
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