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Inicia la primera brigada de búsqueda de fosas clandestinas

MÉXICO- Unas 200 personas conformaron la primera Brigada de búsqueda de enterramientos clandestinos en la Ciudad de México, otra consecuencia de la grave crisis de derechos humanos que tiene sumido a México hace 15 años. Además de hallar restos óseos, la brigada reflejó el complejo camino que deben recorren familiares y autoridades para hallar a los que faltan.

Aunque había habido previamente búsquedas de enterramientos clandestinos en distintos puntos de la Ciudad de México, la magnitud y convocatoria de esta pueden ser leídas como un triste lanzamiento: el movimiento de búsqueda que había acontecido en pequeños pueblos y zonas retiradas de la República mexicana tomó la capital.

“El Ajusco es uno de los lugares muy vulnerables para dejar a la gente que ha sido víctima de homicidios. Si bien sabemos que pasan los militares y la Guardia nacional, también la delincuencia lo utiliza como un punto para dejar a nuestros seres amados”, dijo Jaqueline Palmeros, madre de Jael Monserrat Uribe Palmeros, una joven de 21 años que durante la semana de búsqueda, cumplió once meses desaparecida.

Otra familia, la de Guadalupe Pamela Gallardo Volante, fue de las primeras en señalar este sitio en una manifestación pública sobre la carretera Picacho-Ajusco, que rodea el cerro en un circuito turístico rústico, a 15 días de su desaparición, tras acudir al festival de música electrónica Soul Tech, que tuvo lugar en un sitio llamado Sport Área, en el kilómetro 13.5 de la mencionada ruta, el 4 de noviembre de 2017.

Tomando como epicentro este punto, la brigada logró sus primeros resultados al tercer día, cuando halló múltiples fragmentos óseos humanos, dientes, cabello y hasta una medalla semienterradas en la superficie de un descampado de la localidad llamada Tinguillo, a la altura del kilómetro 19.5 del circuito del Ajusco.

Además de las grabaciones en las que se veía el automóvil que Jael Monserrat abordó en la tarde del 24 de julio de 2020 y el chip de un teléfono celular que le pertenecía, la Fiscalía a cargo de investigar su desaparición extravió también una parte del expediente.

En ese fragmento, dos personas habían declarado que la joven pudo haber sido víctima de un feminicidio y su cuerpo, abandonado “en el Ajusco”

“Sin embargo, no dan coordenadas ni un punto dónde pueda localizarla”, explicó su madre, quien logró leer la declaración antes de ser extraviada y quien hizo presión para buscar allí, como una forma de seguir y confirmar ese indicio, o descartar la información, en caso de ser errada.

Por un lado, Palmeros abrió una convocatoria a otros colectivos de familiares de personas desaparecidas que están en búsqueda en el resto del país, que quisiesen colaborar en la tarea; por otro, desde la Comisión de Búsqueda de la Ciudad de México se convocó a otras cuatro comisiones locales del Estado de México, Puebla, Morelos y Tlaxcala; además de dos funcionarios de la Comisión Nacional de Búsqueda que se sumaron.

Sputnik