Inicio EL MEOLLO DEL ASUNTO Impuestos al alza: la aplanadora fiscal de la 4T

Impuestos al alza: la aplanadora fiscal de la 4T

Daniel Valles.- El gobierno de la auto-llamada Cuarta Transformación ha repetido, una y otra vez, que no habrá reforma fiscal, pero los hechos, como casi siempre, desmienten al discurso. No habrá reforma, dicen, pero los impuestos, esos sí, van para arriba. En silencio y con paso firme, Morena ha puesto en marcha lo que podríamos llamar una reforma fiscal encubierta, aprobada por la Cámara de Diputados y ratificada en “fast track” por el Senado.

El aumento es generalizado: el IEPS sube para refrescos, cigarros y hasta videojuegos violentos. Pero el golpe más absurdo —y cruel, diría yo— recae en los sueros orales, un producto esencial en hogares y hospitales. Además, el gobierno eleva los costos de trámites migratorios, permisos de residencia y derechos por el uso de aguas nacionales.

El ejemplo más indignante: el formato SAM, que antes permitía la salida de menores al extranjero de manera gratuita, ahora costará 294 pesos. Los permisos de residencia temporal suben 109%, alcanzando los 25 mil pesos por cuatro años. Las casas de bolsa deberán pagar 31 millones de pesos por servicios de inspección. En resumen: una auténtica aplanadora fiscal que, según el PAN, dejará al gobierno 271 mil millones de pesos adicionales.

Pero el asunto no es solo económico, es político y moral. Como bien señaló la diputada Noemí Luna: “Aumentan los cobros migratorios, pero no hay inversión en seguridad fronteriza; crean cuotas en telecomunicaciones, pero las comunidades rurales siguen sin internet”. Es decir, el gobierno cobra más, pero no garantiza más.

Morena justifica estos incrementos con el viejo argumento de “fortalecer al Estado”. Pero, ¿qué Estado se fortalece cobrando más sin rendir cuentas? El Estado no se engrandece recaudando, sino administrando con decencia. Y ahí radica la trampa.

La oposición, por su parte, hace mucho ruido, pero no logra mover una coma. Se queja, grita, patalea… pero no tiene votos ni estrategia. Y como dice el refrán: no tiene la culpa el indio, sino el que lo hace compadre. Los partidos de oposición tuvieron años para construir una muralla legislativa que limitara el poder absoluto de Morena. No lo hicieron. Hoy son meros espectadores del rodillo parlamentario.

Detrás de esta ofensiva fiscal se esconde una necesidad urgente: tapar los huecos financieros del gobierno. Programas sociales desbordados, gasto corriente inflado y un año electoral a la vista. No se trata de fortalecer al Estado, sino de sostenerlo a fuerza de más cobros. El gobierno busca 1.5 billones de pesos adicionales para estabilizar sus finanzas, pero con estas medidas apenas alcanzará el 20% de lo necesario. Es como tapar una fuga en una presa con chicle.

El ciudadano, mientras tanto, pagará más por lo mismo. Más impuestos, igual ineficiencia. Más ingresos, mismo desorden. Porque el problema no es la falta de dinero, sino la falta de gestión.

México no necesita más recaudación: necesita honestidad administrativa. No urge una reforma fiscal, sino una reforma moral. Porque cuando el dinero público se convierte en botín partidista, no hay impuesto que alcance. Ahí, El Meollo del Asunto.