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Ideas y acciones en política pública

Dr. Arturo Castro.- La administración pública genera siempre posibilidades de eficientizar las formas de vida de la sociedad creando condiciones de un mejor bienestar colectivo y personal que permitan disfrutar los días y las noches que concede la vida tal cual es.

Las ideas públicas son muy importantes para convertirlas en una realidad que deje huella para una mejor cotidianidad; quienes ostentan el poder son pasajeros, al igual que quienes se sienten gobernados por quien sabe quién.

Las acciones son las que interesan, porque son parteaguas de una mejor condición y visión de la vida, realmente no se requiere talento para ello, sino un sentido común de lo que hace falta y nada más.

La política es una real aspiración de la sociedad para vivir mejor, es el camino que encuentra semejanzas en lugar de diferencias aunque estas estén siempre por delante, es la idea individual que influye en sí mismo y provoca descalabros a la hora de votar.

La gobernanza es lo mejor, es buscar la eficiencia en el trabajo para provocar mejores condiciones de vida, es la solución a los problemas mundanos que lleven al bienestar social, que también se convierte en justicia social.

La chispa política es una barca que navega sin cesar, en donde la sociedad disfruta con alegría, de ahí lo mejor en planeación y en acciones por venir, sin intereses ajenos al proyecto que se planteó con anticipación.

Tener ideas y llevarlas a acciones son tareas que el gobierno debe tener como una prioridad permanente, el camino y el semáforo en verde son importantes, la luz y la sombra deben ser cuidadas sin las  ocurrencias de cada día.

Cero baches y mejores condiciones de salud, la cuota del predial que vaya hermanada de la aplicación de recursos a la educación, que se termine un Estado nacional rico, con estados y municipios pobres puede ser la solución.

Lo anterior solo es la sugerencia para mejorar, es la idea de un pueblo aspiracionista maltratado por el discurso nacional que solo ve adversarios y momentos distintivos de cada cosa y cada quien.

La farsa adora otras farsas, la política de hoy permite un razonamiento de que hay quien aplica las políticas públicas sin saber porqué, sin ayudar de fondo a nadie más a través del discurso nacional, pero de la palabra al hecho existe un enorme trecho.