Dr. Fernando A. Herrera M.- La indolencia del Secretario de Agricultura y Desarrollo Rural de México, Julio Berdegué Sacristán, nos llevó a la ruina.
El gusano barrenador fue una alerta temprana, lo que la hacía accesible para controlar los daños antes de los tiempos de exportación.
La abulia, la falta de recursos y de ganas de trabajar, dejó a los ganaderos del país a la deriva y a su suerte. Estados Unidos no vaciló, cerró la frontera y nos dejó chiflando en la loma.
Todos perdieron. La suma pudiera ser digerible, pero no para cada familia afectada por la ausencia de políticas públicas claras y debidamente presupuestadas.
Los programas sociales o el clientelismo se lleva el dinero y los asuntos de los sectores productivos al carajo. Ahora falta que vengan por las gotas de lluvia que apenas cayeron.
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