Cuauhtémoc Monreal Rocha.- Con ser mediocre y saber arrastrarse, se llega a cualquier parte. Pierre Agustin Caron de Beaumarchais, dramaturgo francés.
Aún repetimos los tamales, buñuelos y el champurrao de la cena navideña; ya nos estamos controlando estomacalmente pa entrarle a la cena de fin de año, porque es preferible morir con la panza llena que vacía, salvo opinión en contrario; sólo te recomendaos amable lectora (or), que recibas el 2021, por razones de salud, exclusivamente con la familia que viva en tu casa, no le busques ruido al chicharrón.
Nos vamos a adentrar en el tema, comenzando por escribirte que técnicamente, un florero es un objeto que sirve como adorno, con o sin flores ¡joder!
La definición anterior, vine al caso, porque el Viejo, ahora que designó al que era secretario de educación, como embajador de México en Washington, se sacó de la chistera, a una señora de todos nuestros respetos, que según su currículum, es Maestra en Pedagogía o algo por el estilo, pero que cobra como senadora, para nombrarla, en la que debiera ser la secretaría más importante del gabinete, Secretaria de Educación Pública o como se llame ahora.
La noticia fue algo intrascendente, casi no caló en los medios informativos y con perdón de las “feminazis”, doña Delfina Gómez Alvarez, más que pedagoga, es una de las más importantes operadoras políticas del jefe de la indiada, la mayor parte de su vida se ha dedicado a la grilla, a picar piedra y vivir de los dineros del contribuyente, por lo que, dejando la misoginia a un lado (porque no “semos” misóginos), la silla educativa que una vez utilizaran Justo Sierra, El Maestro de América y José Vasconcelos, El Maestro de la Juventud de México, le va a quedar, a doña Delfis, muy, pero muy grande, salvo prueba en contrario que quizá nos la de el tiempo, pues hay que darle a la nueva “menistra” de educación, el beneficio de la duda.
Consideramos que “nadieN”, como Delfina dice, le hará sombra, ni “nadieN”, fuera de su “amado líder”, podrá obstaculizarla en su nueva labor de “educar” a los niños y jóvenes de este país, donde la respetable señora, tendrá que poner a prueba todos sus conocimientos académicos y no nos vaya a resultar, simplemente, como un florero escolar. Vale.