Inicio ENFOQUES Y PERCEPCIONES EU, las otras dos potencias y Latinoamérica 

EU, las otras dos potencias y Latinoamérica 

El ansiado muro que quería construir el expresidente Donald Trump se forjó sitiándolos a ellos mismos. En efecto, donde una potencia buscó crear murallas que la aislaran, las otras dos tendieron puentes para incrementar su radio de actuación, recursos y poderío

Soc. Omar Jesús Gómez Graterol.- Desde mi infancia siempre escuché a los adultos comentar que lo Estados Unidos era un país que estaba preparado para cualquier contingencia o emergencia que se les pudiera presentar como patria.

Prácticamente todo evento que desafiara su existencia como población, su paz, su bienestar o el orden sobre el cual se sostiene, encontraría una respuesta contundente y matemáticamente calculada por el lado de los norteamericanos. De esta forma, me volví admirador de una hazaña que no me constaba, pero como así lo suponía la mayoría, debía ser verdad.

Por lo expuesto, y cuando en el 2005 el huracán Katrina devastó unos cuantos estados en su territorio, quedé muy confundido. Ciertamente, hubo una movilización gubernamental para atender a los afectados por el nefasto fenómeno natural.

Sin embargo, la eficacia, efectividad y eficiencia que se debía esperar no se hizo manifiesta o, por lo menos, no se correspondió con la leyenda. Esta percepción siguió cobrando fuerza en mí al irse sumando lo que considero otros desaciertos en sus políticas tanto internas como externas a lo largo de los años para maniobrar en un entorno mundial cada vez más desafiante (por ejemplo, el caso de Afganistán). Por ello, no tuve más opción que rendirme a las evidencias: el gigante del norte adolecía y adolece de fallas en sus sistemas políticos y de seguridad.  

Ilustrativo es el modo de proceder con respecto a Latinoamérica. La manera en la que se ha vinculado con esta parte del continente americano en el presente pareciese resultar en detrimento de sus propios intereses.

China y Rusia han logrado ampliar exitosamente su poder e influencia económica, cultural, militar en esta zona consolidándose como entes con la posibilidad de definir el destino de la humanidad.  Incluso se han hecho de bastiones que muy pocos fueron capaces de prever que se ocuparían por éstos hace alrededor de cinco lustros.

 A través de diversas alianzas, así como de estrategias, se han convertido en importantes socios de varios gobiernos centroamericanos además de suramericanos y si acaso no en los principales o únicos.  

De esta suerte, lo que se contempló por mucho tiempo el patio trasero de Norteamérica ahora es un espacio cuyas riquezas y posición geográfica (inclusive para una confrontación bélica) están siendo aprovechados por estos nuevos protagonistas.

En algún sentido, el ansiado muro que quería construir el expresidente Donald Trump se forjó sitiándolos a ellos mismos.  En efecto, donde una potencia buscó crear murallas que la aislaran, las otras dos tendieron puentes para incrementar su radio de actuación, recursos y poderío.

Lo cierto es que se ha debilitado la capacidad de imposición de lineamientos de acción del norte al centro y sur continental. Y aunque el influjo norteamericano aún es fuerte, así como poderoso, tendrá más obstáculos que salvar a medida que más de estos países sigan sumándose a las corrientes de corte socialista y comunista con las cuales la nación norteña ha tenido dificultades tradicionalmente.

Para los latinoamericanos estas dinámicas pueden concluir ventajosamente si logran establecer nexos sin comprometer definitivamente sus rumbos con ninguna de dichas potencias (constantemente se corre el riesgo de terminar cambiando un amo por otro y no lograr erradicar los procedimientos imperialistas que han subyugado a muchos de estos pueblos).

Por lo señalado, y a pesar de todo lo negativo en épocas pasadas, no es ventajoso para ningún país buscar deslastrarse totalmente de los Estados Unidos como aliado. Lo conveniente sería diversificar relaciones en diferentes órdenes, incluyendo también a chinos y rusos (lo que a conciencia no es una tarea sencilla de hacer, pero tampoco imposible).

Quizás esta sea una oportunidad histórica para forjar un mundo multipolar donde los grupos humanos, que ocupan una determinada área territorial, puedan desarrollar su cultura en respeto y armonía con los demás.