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En la política todo está bien

Dr. Arturo Castro.- La sociedad desea que las reglas del juego político sean claras para aspirar a un desarrollo institucional que beneficie a todas las clases sociales y a todas las regiones del país, sin menoscabo de la influencia internacional como factor de crecimiento integral.

La política tiene cambios en cada sexenio, en cada caso el mecanismo presidencial para ejercer el poder es diferente. Lo es cuando se trata del mismo partido o cuando llega uno diferente, es la fama hacia la posteridad con escenarios de bondad y de maldad.

En el gobierno cómo se cambia algo, si solamente se muestra violencia demacrando la paz y solo palabras sobre las acciones a seguir, palabras que endulzan el oído pero que no aterrizan ninguna operatividad ni resultado.

El discurso va de aviones a suministro de energía, de rescates a la representación de que se vive el mejor tiempo del país, solo que del bache al reciclado ni la queja supera y el mejor político no es el que se la pasa hablando sino aquel que con ideas y acciones dedica su tiempo a trabajar con resultados.

Aeropuertos sin aviones, líneas troncales sin camiones, luz vial en varias arterias de la ciudad haciendo a un lado a todas las demás que son casi todas las que hay, ello representa inversiones menores como aquellos Tigres del Norte en el Zócalo capitalino.

Las políticas públicas son las acciones de gobierno buscando lo mejor para sí mismo y para la sociedad, en ocasiones son controvertidas porque se inventa la existencia de la paz sobre la oscuridad, negando problemas porque todo está bien.

Todo está bien, cantaba Juan Gabriel en una de las muchas canciones que compuso, aunque poco conocida, haciendo sentir tranquilidad que llegaba a una sociedad cansada de políticos tradicionales, novatos y emergentes cuya productividad parece propia de aquella historia de Pito Pérez, quien contaba su inútil vida desde 1944 frente a los lectores novelescos.

Otorgarle a la sociedad lo mejor, requiere de principios ideológicos de políticos formados en la vida de los partidos y así tener una mejor toma de decisiones para satisfacción de todos y cada uno de los mexicanos.

El político hace promesas cruzando sus pensamientos ante una sociedad que cree y recrea maliciosamente que son mentiras verdaderas enfrentando diferentes visiones que van de la mano como aquellas conservadoras, neoliberales y transformadoras.

La sociedad parece un peón en el juego político, como aquel juego que todos jugamos, en donde los abrazos y los balazos son protagonistas, llora sus desgracias frente al optimismo de quienes hoy sustentan el poder.

La política nunca está triste, no pasa nada malo en este país y cuando pasa es propaganda mediática y selectiva de los adversarios del sistema establecido, siempre presente, siempre igual.

Ideas y acciones, no palabras que solamente contribuyen al capital social de más políticos de los mismos, sin importar que no sean iguales, aunque lo sean por herencia y convicción.