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En la Hoguera

La venganza es dulce… Con una muy pobre convocatoria se realizó en la capital del estado una marcha de apoyo para solicitar justicia para Francisco González Arredondo, quien está preso mientras se le investiga por haber torturado física y psicológicamente a sus prisioneros. 

El número de los marchantes y la carencia de convocatoria demuestra que son muy pocos los que creen en su inocencia y muy pocos a los que les interesa su suerte. Poco ayuda al interesado la presencia en la marcha de Javier Corral, uno de los seres más despreciables de la política chihuahuense, quien debiera en estricto sentido de la justicia ser objeto de la misma investigación que su cómplice “Paquito”, pero además sobre quien esta semana se reveló por medio de los medios de comunicación del estado de Chihuahua una de las acusaciones más graves, como lo es que como gobernador del estado haya sido responsable de regresar al “Neto” al Cereso número tres, con todo tipo de canonjías y privilegios que le permitieron al reo operar y extender su imperio delincuencial desde el mismo centro penitenciario. 

El gobernador y ex legislador ha infringido la ley y violado la constitución, siendo funcionario del gobierno federal mexicano teniendo nacionalidad estadounidense y peor aún, habiendo mentido flagrantemente sobre una supuesta renuncia a la misma. 

La presencia de Corral Jurado poco abona a la credibilidad de la presunta inocencia de “Paquito”, pues su honorabilidad está muy comprometida. Habría que recordarles aquel dicho de “mucho ayuda el que no estorba”, pues como gobernantes nunca respetaron las órdenes de jueces federales, por lo que ahora exigen lo que nunca brindaron, el colmo de la desfachatez.

Pero con Corral se llega al colmo de su ignorancia, pues muy orondo portaba un cartel que decía “Todos somos Francisco, no a la venganza”. Tal vez sea ignorante o lo traicionó su inconsciente, pues al llamar el arresto como “venganza” está tácitamente aceptando que Francisco cometió actos por los cuales ahora tiene que pagar. 

El que no suma divide… El Presidente de la República Andrés Manuel López Obrador advirtió desde el jueves 12 de enero que Ricardo Mejía renunciaría al cargo de Subsecretario de Seguridad Pública. Nos informan que ya es una realidad, pues Mejía tiene la intención de competir por la gubernatura del estado de Coahuila representando al Partido del Trabajo de aquella entidad. 

Con esto, Mejía abandona al Partido de Morena, pues no quedó conforme con la manera en que se llevaron a cabo las encuestas y desde luego menos con los resultados que arrojan un resultado favorable para el senador Armando Guadiana, con un índice de reconocimiento en aquel estado de 63.7%, seguido por Fernando Soler con un 37% y en un lejano tercer lugar a Mejía con solo un 30.5%. 

No es por nada, pero cualquiera dudaría seriamente de cualquier encuesta que arroje un total de 141.2%, eso suponiendo que no había nadie más con 3, 4 o 5% adicionales. Sin importar cómo llegaron a esas conclusiones, hay que empezar por dilucidar que una cosa es conocer a alguien y otra es la disposición de votar por esa persona. Por lo pronto, Mejía declara no estar de acuerdo con los resultados. “Quiero descalificar tajantemente esos resultados, tengo severas dudas de la manera en que se levantaron y los resultados que supuestamente arrojan”. 

Hay que recordar que en esta columna ya habíamos informado que el comité directivo del estado de Morena ya había desconocido los resultados, pues dicen que a ellos nadie los consultó, por lo que desconocieron a nivel estatal la candidatura de Guadiana. 

Coahuila es conocido como un estado profundamente priista y bajo el dominio de los hermanos Moreira ganarles el tirón es de por sí una hombrada, pero mucho más difícil lograrlo si llegas a las urnas dividido. De resultar ciertas las encuestas de Morena, el perder el 30% de los votos es una considerable desventaja, de ser cierto las declaraciones de Mejía, una pérdida aún mayor de votos y le haría prácticamente imposible a Guadiana el aportar resultados positivos a Morena, asegurando la elección para él o la candidata de “Vamos por México”.

Gota a gota, el agua perfora la roca… Si alguien llegó a pensar que muerto el perro se acabó la rabia, en relación con el caso de Esquivel Mossa, se equivocó exponencialmente, pues la declaración de la UNAM que confirmaba el plagio de la tesis de la ministra de la Suprema Corte de Justicia ha despertado una ola de indignación que lejos de desaparecer al perder ésta la elección para Presidente del Supremo Tribunal de Justicia, ha originado una gran indignación de que ni la UNAM ni la SEP le hayan castigado.

Si bien es cierto que la tesis pudiera ser una imprudencia de la juventud, la ministra se trató de defender con una resolución de un juzgado que ella bien debiera saber no tenía ni competencia ni jurisdicción para decidir y recurrió a una declaración del plagiado de ser el plagiador, para después quedar en entredicho la dichosa declaración notariada, pues la negó tanto el plagiado como el notario, exhibiendo con ello la falta de fibra moral en la ministra para estar en un puesto tan importante, al que se dice llegó con el único mérito de ser esposa de José María Riobóo, uno de los principales financiadores de la campaña de Morena y a quien se le han brindado ya varias asignaciones sin mediar concurso o licitación de por medio. 

Son ya tres de las principales asociaciones de abogados que exigen la destitución de la ministra, además desde luego de la cancelación de su cédula profesional. Yazmín Esquivel Mossa es hoy un costo político para AMLO, su estadía afecta la credibilidad y prestigio del presidente.

Por lealtad ella debiera presentar su renuncia para no dañarlo, pero ya es muy evidente que dicha lealtad o nobleza no existe, empujando la relación con el Presidente hasta el límite, al grado de que ya se quejó en la mañanera de que la UNAM le haya pasado a la Secretaría de Educación la papa caliente, pues para todos es evidente que la decisión depende ahora de él. 

Podría tomar el toro por los cuernos y exigir su renuncia, lastimando su relación financiera con el marido de Esquivel o simplemente dejarla con el costo político y moral para Morena de cara a las elecciones del 2023 y 2024. Difícil situación para el presidente.