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En la Hoguera

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En la Hoguera

Cargos son cargas y a veces muy pesadas… La promoción de un deporte y el desarrollo del mismo para impulsarlo a nivel nacional tiene que tener muy bien marcados sus objetivos y muy bien definidas las rutas críticas para lograrlo, esto si verdaderamente se tienen intenciones de crear un programa que ayude a incrementar la calidad dentro de los jugadores que se promocionan. 

Pareciera mentira, pero algo tan sencillo de entender y de implementar en nuestro país se tropieza con los intereses, las envidias y los absurdos que se implementan en contrasentido a lo que se pretende. 

En el futbol mexicano, la formación se da a través de la tercera división, que ingresa a jóvenes de 15 años hasta los 19 y de ahí se promocionan a la segunda división para después promocionar a los jugadores más aventajados a la primera A y finalmente los más destacados son contratados por los clubes de la primera división. 

En realidad, los equipos de primera división son obligados a tener fuerzas básicas desde las mismas edades y el esfuerzo se duplica y esto genera una dificultad para que lleguen aquellos que ascendieron por el primer método mencionado, pues los clubes crean simpatías con sus jugadores de bases. Pero, después de tanto esfuerzo por formar jugadores, resulta que todo queda inutilizado desde el momento en que permiten la participación de hasta 8 extranjeros por partido, representando el 33% de un plantel registrado y el 86% de los jugadores en el campo. 

Súmele a estas actitudes el que en la federación los directivos de la primera división han eliminado el ascenso por algo así como 5 años y podemos entonces entender por qué la selección mexicana es una de las de mayor edad en el mundial de Qatar y una de las que menos posibilidades de llegar a la final tiene. 

Es increíble que con más de 100 años de existencia del fútbol profesional en nuestro país, nuestros jugadores no tengan un estilo definido como mexicano para jugar. 

Cada técnico le imprime el sello al equipo de lo que pretende, pero el malinchismo de los federativos no le da oportunidad a los técnicos mexicanos y menos se consolida un estilo o una escuela de fútbol mexicana, son muchos años cayendo en los mismos errores y nomás no aprendemos. 

Digamos que hemos sido rebasados por el fútbol norteamericano, que ha logrado imprimir en sus jugadores una forma propia de jugar y competir y a últimas fechas nos han venido rebasando en todas las categorías. 

Es más, muchos de los puestos de mexicanos en los clubes han sido tomados por jugadores mexicoamericanos formados en los Estados Unidos que son importados al fútbol mexicano como nacionales al hacer uso de la noble nacionalidad que les da la constitución como hijos de mexicanos. 

Como si eso no fuera suficiente para desmeritar al balompié nacional, además se traen a un técnico como Gerardo Daniel Martino Capiglioni, nacido el 20 de noviembre de 1962 en Rosario, Argentina y este por flojera, dirige la selección a control remoto, pues no vive en México, vive en la Argentina y solo viene al país 2 o 3 meses del año y forma la selección a capricho, pues ni siquiera sigue el desarrollo de la liga, con el resultado de que esta selección que él formó y que él sostiene no meten gol ni aunque la vida les fuera de por medio. 

Los directivos de la Federación Mexicana tendrían que haber notado que el balompié de  México se deterioraba al grado de que se batalló para calificar al Mundial en la zona de CONCACAF, la zona más fácil de todo el mundo. 

Los resultados de este mundial así lo demuestran fuera de los Estados Unidos, que califica a la siguiente ronda sin perder un juego, Costa Rica, Canadá y el mismo México se han visto inoperantes. 

Opciones había varias, jugadores más jóvenes, fuertes, rápidos y quizás hasta con más coraje o casta fueron ignorados por llevar a estos que en la fase de calificación habían demostrado ya que no tenían gol. 

Los directivos sabían que el equipo mexicano había bajado de jerarquía en las listas de la FIFA desde que el Tata tomó el mando e insistieron en mandarlo. Vieron a este equipo perder con Canadá y Estados Unidos y aun así insistieron en dejar a Martino en el timón. Definitivamente no hay más ciego que aquel que tiene ojos para ver y no quiere ver. 

En el fútbol profesional, la manera de progresar es promocionando a los jugadores que valen la pena y además de motivación e incentivos debe de existir el apoyo de los directivos. Imagínense ustedes lo difícil que es para el jugador que llegue un técnico extranjero que no evalúa tu progreso porque se “casa” por flojera con lo que ya había, acaba por cortar de tajo lo que pudiera estar surgiendo. 

Finalmente es vergonzoso que en vez de mejorar estemos retrocediendo como el cangrejo, no les sorprenda si no corregimos los errores y que en 20 años más Costa Rica, Haití, Honduras y demás equipos centroamericanos nos estén eliminando en las primeras fases. El que no tiene visión para crecer, termina por estancarse.

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