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El tiempo es vital cuando se presenta un Infarto Cerebral

La Estrategia CAMALEÓN ayuda a identificar los síntomas de esta enfermedad: CA (Cara colgada), MA (Mano pesada), LE (Lengua trabada) y ÓN, que indica ponerse en acciÓN

Con un aproximado de 170 mil casos al año, el infarto cerebral es la primera causa de discapacidad en adultos mayores en México y la quinta causa de muerte en el país hasta antes de la pandemia. Para dar a conocer entre los mexicanos los síntomas de este padecimiento, la Sociedad Mexicana de Medicina de Emergencias creó la Estrategia CAMALEÓN.

Se trata de una manera fácil de recordar los signos de un infarto cerebral. La palabra Camaleón se conforma de CA (Cara colgada), MA (Mano pesada), LE (Lengua trabada) y ÓN, que indica ponerse en acciÓN y acudir rápidamente a los servicios de emergencias del hospital más cercano para que pueda atender oportunamente la afección.

Actualmente, México cuenta con una red de hospitales públicos y privados capacitados para la atención del infarto cerebral. A través del 911 se puede solicitar información sobre las instancias más cercanas al paciente, con personal capacitado y con los recursos para atender la enfermedad. Otra opción para conocer los hospitales más cercanos al paciente es a través del sitio web infartocerebral.lat, el cual funciona en toda la república mexicana utilizando un sistema de GPS y detalla la dirección de cada uno de ellos; así como al sector al que pertenecen.

Para profundizar un poco más sobre la Estrategia Camaleón, Juárez Hoy habló con el Dr. Luis Daniel Sánchez Arreola, médico urgenciólogo, miembro de la Mesa Directiva de la Sociedad Mexicana de Medicina de Emergencias. El doctor Sánchez Arreola es médico cirujano egresado de la Universidad Anáhuac, cuenta con una especialidad en Urgencias Médico Quirúrgicas por el Instituto Politécnico Nacional y ha sido certificado por el Consejo Mexicano de Medicina de Urgencias, el Comité Normativo Nacional de Consejos de Especialidades Médicas y por la Academia Mexicana de Medicina y Cirugía.

De entrada, explica el médico que se trata de una enfermedad catalogada como un grave problema de salud pública a nivel mundial ya que es la segunda causa de discapacidad después del Alzheimer. Cada cuatro minutos, una persona fallece por causa de un infarto cerebral, lo que muestra la magnitud de la enfermedad.

“En los últimos años, la Organización Mundial de la Salud ha puesto los focos rojos sobre esta enfermedad porque ha habido un incremento del 10% cada año y esto hace una proyección de que en los siguientes 30 años, más del 60% de la población a nivel mundial tiene el riesgo de presentarse en una sala de emergencias por esta enfermedad”, comparte el médico que actualmente se desempeña como miembro de la Mesa Directiva de la Sociedad Mexicana de Medicina de Emergencia y es miembro de la Federación Internacional de Sociedades de Medicina de Urgencias y de la Asociación Mexicana de Ultrasonografía Crítica y Urgencias.

Factores de riesgo

Agrega que los riesgos de sufrir un infarto cerebral se asocian con las grandes enfermedades crónicas que padecen los mexicanos: diabetes, hipertensión arterial, problemas con el colesterol y triglicéridos en sangre y la obesidad, que son los factores de riesgo más importantes.

“El problema que tiene el infarto cerebral es que es una enfermedad que no avisa, que se ocasiona de forma súbita y puede pasar en la casa, en el centro comercial, en el trabajo o en un lugar público. Hoy, lamentablemente, los pacientes con un infarto cerebral tienen una mortalidad muy alta: de 10 pacientes, cuatro fallecen y seis se quedan con secuelas muy importantes”, agrega el doctor Sánchez.

A estas estadísticas debe agregarse que los síntomas de un infarto cerebral son poco conocidos por la población “y lamentablemente cuando esto sucede, muy pocas veces lo identificamos”, alerta el médico que también forma parte de la Federación Latinoamericana de Medicina de Emergencia y es profesor sinodal del Consejo Mexicano de Medicina de Urgencias A.C.

“Una persona que tiene diabetes o hipertensión, tiene entre cuatro y seis veces más riesgo de tener un infarto cerebral, pues se trata de un coágulo de sangre que se forma en una arteria del cerebro y que obstruye súbitamente la circulación cerebral”, explica.

Recientemente se dio a conocer la Encuesta Nacional de Nutrición y Salud, en la cual se revela que tan solo en México, al menos el 50% de la población tiene una enfermedad crónica como las antes mencionadas y por eso el riesgo de infarto cerebral es cada vez mayor.

Anteriormente se decía que se presentaba en persona de edad avanzada, por arriba de los 60 o 65 años, porque la edad también era un factor de riesgo, pero actualmente, a las salas de urgencia de los hospitales llegan pacientes muy jóvenes, de 40 o 45 años, con esta enfermedad, lo que se debe a la gran asociación existente entre infarto cerebral y las enfermedades crónicas ya mencionadas.

Isquémica o hemorrágica

Precisamente, la Estrategia CAMALEÓN se creó para que, recordando esa palabra, los pacientes puedan identificar los síntomas del infarto cerebral, del que existen dos tipos: Isquémico o infarto cerebral, que suele ocurrir cuando una arteria se obstruye y produce interrupción o pérdida repentina del flujo sanguíneo cerebral (lo que coloquialmente se conoce como embolia cerebral). Es el tipo más común, puesto que corresponde al 80% de los casos, aproximadamente.

La otra clase es la Hemorrágica, que se presenta cuando un vaso sanguíneo se rompe, causando un sangrado dentro del cerebro, más conocido entre la población como derrame cerebral.

Otro aspecto importante a resaltar sobre esta enfermedad es que no presenta dolor. Hasta el 85% de las veces, una persona que sufre un derrame cerebral no siente dolor. Es por eso que las personas a menudo ignoran los síntomas y no reaccionan rápidamente para pedir ayuda.

“A diferencia del infarto cardiaco o al corazón, cuando hay un infarto al cerebro, éste no duele. De ahí viene la Estrategia CAMALEÓN que la Sociedad Mexicana de Medicina de Emergencia y otras asociaciones estamos promoviendo entre la población, que no es otra cosa más que recordarle a los mexicanos la palabra y utilizarla como un acrónimo para que se acuerden de los signos y síntomas más frecuentes de un infarto cerebral: CA, que significa cara colgada, como que la cara se nos va para un lado, hay una asimetría colgada; MA, de mano pesada, porque hay disminución de la fuerza en una mano o un pie, lo que impide tomar un objeto o caminar; LE, Lengua trabada, como que hablamos raro, arrastramos la voz, y ÓN que es un llamado a la acción para que cuando alguien presencie a una persona con estos síntomas, pueda llamar al número de emergencia 911 o trasladar a la persona a un hospital lo más pronto posible”.

Esta estrategia ha sido muy favorable para la población y lleva más de seis años implementándose en México. Se ha dado a conocer en lugares públicos como el metro de la Ciudad de México, en las salas de espera de los hospitales, redes sociales, medios de comunicación y lugares con gran concentración de personas. Gracias a esto, ha tenido gran aceptación y ha generado reacción rápida entre los mexicanos que ya identifican sus síntomas.

El tiempo es vital

Añade el doctor Sánchez Arreola, quien cuenta con una maestría en Dirección de Instituciones de Salud por el Instituto de Estudios Universitarios de Puebla y un posgrado en Gestión de Servicios y Sistemas de Salud por el Instituto de Salud Pública, que por cada minuto que pasa sin tratamiento una persona que sufre infarto cerebral, puede perder hasta dos millones de neuronas y las secuelas pueden ser catastróficas para el paciente. Es por eso, que se tiene un máximo de cuatro horas y media para llegar a un hospital con un paciente para poder aplicar un medicamento que restituya en flujo de sangre al cerebro. El cerebro envejece 3.6 años por cada hora que pasa sin recibir tratamiento.

Con la finalidad de confirmar el diagnóstico, el paciente debe ser sometido a una tomografía del cerebro, después de la cual se hace su evaluación y se le aplica medicamento. Actualmente, tanto el IMSS como el ISSSTE y la Secretaría de Salud tienen un programa a nivel nacional, que se llama Código Cerebro, gracias al cual, cuando una persona llega con estos síntomas, el procedimiento de atención es más rápido.

“Si se atiende rápido, al paciente le puede ir muy bien, pero en México seguimos viendo casos de pacientes que llegan al hospital hasta días después de la emergencia”, comenta. Por eso, es importante que las personas entiendan que ante estos síntomas es urgente llegar a un hospital en el menor tiempo posible.

“Está calculado que, en nuestro país, una persona con secuelas como depender de un cuidador, una cama o una silla de ruedas, puede llegar a gastar hasta 900 mil pesos al año por la atención médica que paga la familia”, alerta el galeno.

Las secuelas, que dependen de la magnitud del infarto cerebral y del tiempo de atención, pueden ir desde la disminución de la fuerza en una mano hasta casos de personas que ya no pueden caminar, hablar ni valerse por sí mismos, por lo que requieren de un cuidador.

“Como todas las enfermedades, la clave es la prevención. Si nosotros checamos nuestros niveles de glucosa en sangre o la presión arterial, si vamos al médico un par de veces al año para checar nuestros niveles de colesterol y triglicéridos, vamos disminuyendo el riesgo de presentarnos en un hospital con este padecimiento”, indica el doctor Sánchez Arreola.

Por eso, se dice que el infarto cerebral es una enfermedad tiempo-dependiente, porque el principal enemigo es el factor tiempo.

No confundir con otras enfermedades

Debido a los síntomas que presenta, el infarto cerebral se puede confundir con otras dos enfermedades: hipoglucemia, que es la baja de glucosa, en la que la persona puede tener disminución del estado de conciencia. También se puede confundir con la parálisis facial, que es cuando una parte de la cara presenta una asimetría.

A diferencia del infarto cerebral, estas dos son enfermedades temporales, pues se administra glucosa y el paciente puede volver a despertar; mientras que, en el caso de la parálisis facial, solo se afecta la cara, pero no el brazo ni la pierna.

Por eso, ante la duda, lo más importante es acudir cuanto antes al hospital, donde se puede hacer el diagnóstico definitivo.

Hasta el 80% de los infartos cerebrales se pueden evitar. La clave para la prevención es identificar y reducir los factores de riesgo controlables, como la presión arterial alta, el colesterol alto, la diabetes, los problemas de circulación, el tabaquismo, la obesidad y la inactividad física.

El infarto puede repetirse

Tener un primer infarto cerebral aumenta el riesgo de sufrir un segundo (1 de cada 4 supervivientes se enfrentará a la afección de nueva cuenta). La prevención es crucial porque los segundos infartos cerebrales pueden ser más debilitantes que los primeros.

Explica el doctor Sánchez que “una persona que sufrió un primer infarto cerebral, llegó a un hospital y fue atendido, tiene seis veces más riesgo de regresar con un infarto cerebral. Por eso, las personas que ya lo sufrieron, deben tomar algún medicamento anticoagulante para evitar que esto se vuelva a formar; aun así, se puede presentar un segundo infarto, por lo que se recomienda un seguimiento con un médico internista o un neurólogo para prevenir que esto vuelva a pasar porque el riesgo es latente”.

Quien desee mayor información puede buscar en redes sociales a la Sociedad Mexicana de Medicina de Emergencia, en www.estrategiacamaleon.com.mx