Dr. Fernando A. Herrera M.- En política vuelas solo cuando alcanzas el último sueño de tu vida, y si carece de límite, no lo consigues nunca.
Muy pocos logran ser presidente del país… y la excepción confirma la regla. La actual no ha conseguido volar sola por la falta de decisión y altura de miras para consolidar su poder.
Pero acá, a nivel rancho, Marco Bonilla pisotea la lealtad y se dice que cambió de chaqueta para ser candidato al Gobierno del Estado.
En su guerrita con la jefa, se comenta el último periplo, en el que se negó a ir a la inauguración del vuelo al Pacífico que beneficia a la capital y, por supuesto, al estado.
Bonilla se inventó un compromiso en un ejido para hacerle el desaire que –para sus detractores– es la confirmación de su falta de disciplina o de la institucionalidad que debiera guardar.
Le guste o no a Marco, necesita a “La Jefa” para ser candidato a la gubernatura. Y la necesitaría aún más para tener posibilidades de ganar, lo cual ni con ella y todo su apoyo sería fácil.
¿Acaso se le olvida que Morena puede ganar?
Marco Bonilla brincó rápido a la presidencia por su jefa. Y la repitió por ella, pero ahora tiene miedo de que ella apoye a otro y no quiere arriesgar, por lo que ha ido a buscar el apoyo del presidente del PAN nacional, aunque olvida que quien traiciona una vez, lo hará siempre, y al que busca será el primero que lo considere como tal.
Tal vez tenga tiempo de meter reversa, pero tiene razón es que no es la única carta que tiene la jefa, pero es la que debe jugar, o cargar con el estigma de traidor.
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