Daniel Martínez.- ¡Hola mi queride lector! ¡Qué gusto que estés aquí! Bienvenide a este momento de reflexión y el día de hoy vamos a hablar de “EL QUÉ DIRÁN”; sí, eso que nos ha tatuado la sociedad que debemos, es más, que se nos exige que tengamos en cuenta para poder desarrollarnos personalmente, esa aprobación que debemos buscar para orientarnos y saber si lo que estamos haciendo es correcto o no.
Estoy seguro que en algún momento has esperado la aprobación de mamá, papá o de las personas en las redes sociales, amistades y más, seguramente ya estás teniendo pensamientos a favor o en contra de este tema, pero antes vamos a analizarlo.
Primero que todo, ¿De dónde viene? Bueno, lo aprendimos en la etapa de la infancia, esta conducta nos ayudaba a recibir cariño, aprobación, ese apapacho de nuestra familia nuclear, luego lo seguimos reforzando en la escuela, buscando la aprobación principalmente del maestro y maestra.
Aquí también aprendimos a socializar y para ello, más allá de conducirnos con ciertas normas, el agradarle a los demás comienza a ser importante: tu aspecto físico, lo que usas, lo que juegas, si sobresales en algo o no, comienza a tener sus consecuencias.
Y así vamos en automático, hasta que llegamos a la etapa adulta y entonces comenzamos a ser conscientes de nuestra autoestima y nuestro desarrollo personal y vamos notando que somos dependientes de algún tipo de comentario o de alguna persona en especial, lo notas al sentir ansiedad al exponer, al complicarse elegir qué carrera estudiar, cuando dudas de tomar decisiones por ti misme, entonces tu autoestima depende de ello.
Si tú has identificado o ubicas al primo de un amigo que sigue este patrón, bueno, nunca es tarde para trabajar en ello, validarte a ti mismo es lo que tienes que aprender, reconocer las heridas que tienes al respecto y trabajar en sanarlas, identificar los pensamientos que refuerzan estas conductas e ir haciendo consciente aquello que hacemos en automático (inconscientemente), este proceso llevará el tiempo que cada persona necesite, pues desprogramar aspectos con los que hemos vivido desde hace tanto requiere un trabajo interno.
Sin duda, este patrón de conducta, como algunos otros que en la infancia nos ayudaban a “convivir”, en la etapa adulta puede que sean obstáculos para resolver conflictos en el día a día, en el ambiente laboral, relaciones de pareja y con los hijos, por mencionar algunos. Cada persona tiene su historia que lo construye y forma su personalidad, cada quien se enfrenta a situaciones distintas que pueden hacer notar una problemática.
Pero bien, llegamos al final de este artículo y me gustaría leerte. Déjame un comentario aquí o en mis redes sociales (FB y YouTube como Psicólogo Daniel Martínez, IG danielmartinez.mx), un me gusta y/o compártelo con quien tú quieras.
Yo soy Daniel Martínez, tu psicólogo, y no olvides que tus límites están en donde tú quieras, en donde ubiques tu fronteramental. Te espero la próxima semana para compartir otro momento de reflexión.