Carlos Angulo Parra.- En el Frontón México, Jorge Romero, presidente nacional del PAN, anunció “el relanzamiento del Partido Acción Nacional”, informando la creación de un nuevo logotipo para el PAN, la eliminación de la política de coaliciones, la “apertura del Partido a la ciudadanía”, la eliminación de trabas para la afiliación como militante, la eliminación de las designaciones para las candidaturas, dándole entrada a las elecciones primarias, a las encuestas y a las elecciones internas de la militancia.
Esto suena espléndido, pero puede en ello haber algo que no cuadre y sea determinante para recuperar la confianza ciudadana perdida hacia el PAN, que es el actuar de la misma dirigencia actual del partido.
De ahí vale hacerse las siguientes preguntas:
¿Por qué el PAN perdió la confianza de los ciudadanos?
¿Cuáles fueron las causas principales de esa pérdida de confianza?
Estimo que este proceso fue gradual, ha habido un cáncer que poco a poco fue penetrando las entrañas del partido; ese mal consistió en que la dirigencia en todos los niveles veló por proteger sus propios intereses, olvidándose de las esencias por las cuales el PAN fue fundado. De ahí, eventualmente se eliminaron las elecciones internas del partido para la designación de candidaturas para ser sustituidas por las designaciones de las dirigencias.
También, los gobiernos del PAN invadieron al partido obligando a sus funcionarios a votar internamente y apoyar las designaciones de candidatos por personas obedientes a los funcionarios de gobierno.
Esto, y muchas otras prácticas de manipulación política hizo que, en última instancia, se perdiera la confianza de los ciudadanos al PAN.
Lo que el PAN había ofrecido a los mexicanos es que tuviésemos bien común, consistente en que el Estado, a través de la interacción de sus componentes trabajando al unísono, pueblo, territorio, gobierno y Estado de Derecho, nos demos los elementos necesarios para crecer como seres humanos. Estos elementos son: la seguridad y justicia, la salud, educación, vivienda y los servicios públicos necesarios, para que, con el trabajo de todos, haciendo las cosas a que aspiramos, crezcamos a nuestra economía y nos demos los elementos necesarios para continuar desarrollando el bien común.
Por más que abramos al partido, por más que cambiemos de logo, por más que tengamos elecciones primarias, si nuestras dirigencias no cambien su cometido dentro del partido, no lograremos la confianza de los ciudadanos.
Quizás, si hubiere una renuncia masiva de las dirigencias del partido y hubiere un gran proceso de elecciones de las dirigencias, con un previo proceso de apertura, pudiéremos lograr el objetivo de sanear al PAN. Pero si este proceso prometido es una mera manipulación más de la dirigencia para que se cumplan sus objetivos de permanecer en el poder del partido para su propio beneficio personal, no se logrará el objetivo deseado.
Ojalá me equivoque rotundamente en el pronóstico. Realmente deseo ahora equivocarme y ver que el Partido Acción Nacional efectivamente se renueve en el actuar moral de sus dirigencias y de verdad se quiera abrir a la ciudadanía para salvar al país de la tiranía que ya padecemos, pero aún no se revela plenamente en su actuar.
Pero ese cambio de logotipo inmerso en la mercadotecnia que invade al PAN, que se ha comido a la estrategia política, a la planeación a largo plazo con tácticas inteligentes, no nos va a salvar de las dirigencias cuyo objetivo principal es velar por su propio beneficio.
Lo que realmente necesitamos son dirigentes del partido que tengan una visión hacia afuera de sus intereses particulares, que vaya impulsada por un real deseo de construir instituciones sólidas que impidan el dominio de élites políticas y económicas, cuyo único fin es exprimir a los mexicanos quitándoles el alma cívica y liberal de vivir dentro de un orden sujeto a un Estado de Derecho, custodiado por un real balance de poderes que genere pesos y contrapesos, impidiendo el dominio de uno de los Poderes de la Unión sobre los otros, para generar los entornos necesarios que nos lleven hacia el bien común.
Para ello nos debemos primero concentrar en hacer ciudadanos responsables de sus deberes cívicos, que promuevan el voto, que exijan la rendición de cuentas de los funcionarios electos, que promuevan la transparencia en el actuar del gobierno, que defiendan el ejercicio del voto e impulsen la apertura del gobierno, que formen comités ciudadanos en sus secciones electorales, para que, a partir de ese actuar ciudadano, empecemos a recuperar nuestra República, nuestra democracia y nuestro Estado de Derecho.