Raúl Ruiz.- Ya en otras ocasiones he escrito sobre este tema, pero hay que darle una revisada más, pues en estos tiempos sórdidos, se ha pronunciado esta calamidad.
El término Hybris proviene del griego antiguo y originalmente se refería a una desmesura del orgullo que desafiaba a los dioses.
En la actualidad, se ha adaptado como Síndrome de Hybris, una alteración psicológica que suele afectar a personas en posiciones de poder y éxito, llevándolas a perder contacto con la realidad.
Síntomas característicos:
– Visión narcisista del mundo como escenario para su gloria.
– Acciones orientadas a la autoglorificación.
– Identificación excesiva con la nación, el estado o una organización.
– Obsesión con la imagen personal y el juicio propio.
– Desprecio por las opiniones ajenas y tendencia a hablar en tercera persona.
– Comportamientos impulsivos, imprudentes y mesiánicos.
– Creencia de que no deben rendir cuentas a nadie, salvo a “cortes superiores” como la historia o Dios.
Origen y evolución
El síndrome no aparece de forma repentina. Suele desarrollarse progresivamente.
1. Casi siempre, con dudas iniciales al asumir el poder.
2. Luego con éxito y halagos que refuerzan el ego.
3. Avanza el mal con arrogancia y soberbia que distorsionan la percepción.
4. Y terminan con la paranoia y aislamiento, creyendo que los demás lo envidian o quieren derrocarlo.
Relación con otros trastornos
Aunque no está oficialmente reconocido en manuales como el DSM-5, se considera un subtipo del trastorno narcisista de la personalidad, compartiendo varios criterios diagnósticos.
Raíces mitológicas y filosóficas
En la tragedia griega, Hybris era el defecto fatal del héroe que, tras alcanzar la gloria, se volvía arrogante y era castigado por Némesis, la diosa de la justicia.
Ejemplos clásicos incluyen a Ícaro, Macbeth o incluso líderes históricos como Napoleón o Hitler. Y desde luego, Trump.
En México, un típico enfermo de Hybris es Ricardo Salinas Pliego. Y en Chihuahua, Javier Corral y César Duarte. Pero, no nos quedemos en los signos del pasado. Razonemos sobre el presente y aventurémonos a vislumbrar el futuro.
Hybris como arquetipo no solo evoca la arrogancia trágica de los héroes griegos, sino que también funciona como un espejo simbólico de las pulsiones que atraviesan nuestra sociedad contemporánea.
Desentrañemos este concepto en capas:
Hybris: De arquetipo mítico a diagnóstico sociológico.
1. Origen mítico
– En la tragedia griega, hybris representa la desmesura, el exceso de orgullo que desafía el orden cósmico y termina en némesis (castigo).
– Ejemplos clásicos: Edipo, Agamenón, Creonte. Todos cruzan el umbral de lo permitido por los dioses.
2. Trasposición moderna
– En nuestra sociedad, Hybris se manifiesta como:
– Tecnolatría: La creencia de que la tecnología puede resolverlo todo, incluso lo que no entendemos éticamente.
– Capitalismo narcisista: La glorificación del éxito individual como medida de valor humano.
– Colonización semántica: Imposición de narrativas únicas que anulan la pluralidad simbólica.
3. Hybris como síntoma de decadencia
– Desconexión con lo liminal: Se evita el tránsito, el umbral, lo incierto.
La sociedad busca certezas absolutas, negando el valor transformador de la ambigüedad.
– Negación del otro: El exceso de ego colectivo impide el reconocimiento del otro como legítimo interlocutor.
– Ruido informativo: Rumorología sin ética, donde el exceso de información se convierte en desinformación performativa.
Dejaré hasta aquí este análisis y ojalá provoque una reflexión en mis lectores.
Primero, para reconocer el trastorno, y segundo para identificar y localizar a los enfermos de este mal.