Dr. Fernando Antonio Herrera Martínez.- El sátrapa que gobernó Chihuahua de 2016 a 2021, Javier Corral, de joven aprendiz de periodista se coló a cubrir nota política y se enamoró de la facilidad con que vio que se podía meter hasta la cocina.
En muy poco tiempo, cuando ganó Barrio inició lo que sería un vividor de la política y del erario. Brincó de un cargo a otro, sin respeto a los procesos internos, ni a los principios de su partido; siempre labioso, hábil y lisonjero contó con el apoyo incondicional de los luises del panismo de vieja prosapia que mandaban en el estado y eran respetados y bien atendidos en la sede nacional del PAN.
Javier Corral, el servil y disciplinado, logró ganar la confianza, aunque al inicio era lástima por su historia de niño abandonado criado de abuela, que lo obligaba a entrar de rodillas desde la calle hasta el altar, cada día que iban a misa, y vivía en medio de la peor pobreza.
Así se ganó ser protegido por Don Luis H. Álvarez y Don Luis Herrera, por varias décadas, al grado de convencerlos de ayudarlo a despojar a Cruz Pérez Cuéllar de dos internas en las que Cruz le ganó a Nefasto Corral.
Engañó y se ganó a los luises y a muchos otros hombres de la política y a un pequeño grupo de intelectuales, siempre valiéndose de su labia envolvente para lograr hacerles creer que era un valiente, con buenas facultades, lo que le valió colarse al círculo rojo político en México y al de los intelectuales, sin tener alma, cultura ni educación con título alguno.
Ese sueño de tener un título, para parecer sin ser, lo obtendría muchos años después, de una escuela que cayó en la red de lengua astuta del senador, y le dejó inscribirse y simular los estudios necesarios para conseguir el papel patito, con el que, vil y mentiroso, consiguió una cátedra ¡¡¡en la UNAM!!!
Su verdadero rostro es de sacristán o acólito que reacciona con la autoridad de quien castiga y abusa de sus ovejas; imita con éxito la arrogancia, pero es ventajoso, traicionero e intolerante; por ello, tapó lo vivido, se guardó sus pasiones y deseos de venganza, pero cuando logró, sin esperarlo, su sorpresa lo dejó frío, pero la conciencia del poder le llegó rápido y subió a las alturas su ego, y su soberbia eran ya a ojos vistas una luminosidad aviesa y perturbadora.
Fue su tiempo, su liberación y su salida de los viejos abusos, odios; se liberó y salió a vengar los agravios al niño y al adulto frustrado, detonó su lado sensible, pero también el pasional que con pocos claros y muchos obscuros, dejó de fingir y mostró su calaña. Convirtió su voz en la ley suprema del estado, pisoteó la ley y la constitución y dedicó sus cinco años a sus más caros sueños eróticos de venganza.
Ese día, después de celebrar, comenzó la cacería de brujas. Lo frenó el presidente y esperó impaciente dos años para perseguir, encarcelar y fabricar delitos a gente inocente, ayudado por varios sapos traicioneros como Jaime Herrera Corral y otros que andan ahí colándose en el gobierno con cara de sapos inocentes. Y todo por el hecho de haber sido parte del anterior gobierno de su odiado enemigo César Duarte.
Perverso y libidinoso se solazaba con los prisioneros, que a su orden eran despertados a medianoche y desnudados para placer del Rey al que le habían instalado un circuito para sus deleites.
Los chihuahuenses pasamos a segundo término. Manejó los recursos como le dio la gana, incluidos los que le enviaron para la pandemia. Revolvió recursos etiquetados con gasto corriente y tiene cuentas con la justicia por esos malos manejos.
La maniobra fue pública desde que asumió el poder. Primero desconoció a sus amigos, para dejar atrás promesas y compromisos. Luego le dio por apoderarse de bienes ajenos con el uso del poder y sin recordar las ayudas recibidas, sacó del baúl una falsa espada, que presumía de incólume, olvidando las miserias recibidas en su llorosa y vergonzosa necesidad.
Una de sus prácticas favoritas era fingir que era altruista y ayudaba a los pobres y que su sueldo no le era suficiente, y que por su origen humilde, estaba obligado a ayudarlos; aunque nunca lo hizo. A los amigos los usó para no gastar su eterna dieta y les pedía ayuda con los boletos de avión, dinero hasta para su casa, autos y camionetas, con chofer y hasta avión para que lo llevaran a México.
Este bandido logró que su salario nunca se gastara y lo conservó y atesoró íntegro durante 29 años. Ladino, diría mi abuela, Javiercito, de puros salarios acumuló una fortuna respetable de 58 millones de pesos, pero no le fueron suficientes, así que, ya gobernador, decidió reunir cantidades enormes; así puso en venta la justicia y a la par la extorsión ya descrita.
Es prueba que mintió en su patrimonio ante la ley; por ejemplo, ocultó un terreno de 150 mil metros en la ciudad de Chihuahua que le robó a uno de sus amigos a quien llorando le suplicó que lo salvara del pleito que perdió con Televisa por casi un millón de pesos.
Ya en 2009, ante la falta de pago; a Corral le fue embargada su casa del Campanario, acudió a su amigo y mecenas de muchos años, el prestigioso empresario Eduardo Almeida, quien para ayudarlo a rescatar su casa, creyó sus lágrimas y palabra: es lo único que mi familia tiene, le decía a moco tendido, así lo conmovió y convenció de simular un contrato de compra-venta a su favor por 15 hectáreas.
Terreno que fue puesto en garantía de pago a Televisa y terminó el embargo de su casa, pero el muy pillo se hizo pato hasta que se quedó con el terreno, y ya gobernador, inventó un pleito con su amigo y hasta quiso meterlo a la cárcel. Ahora el terreno está embargado porque el señorito Corral se niega a pagar el predial (145 mil pesos).
En Juárez enfrenta una denuncia penal por defraudación fiscal y falsedad en declaraciones por la adquisición ilegal de otro terreno; dicho de otro modo, también producto de un despojo a una familia vecina para ampliar su propiedad en aquella ciudad.
Pd.- Mañana en exclusiva las fechorías que dejó en el Bajío y a su paso por dependencias federales Jaime Herrera Corral.
Pd2.- Hay derecho de réplica para Jaime Herrera lo que quiera decir se publica íntegro en los portales donde se publica esta columna.