Dr. Arturo Castro.- La epidemia que nos ocupa presenta serias dudas, parece un acto de dominación, invento chino que consumió el resto del mundo; la vida es tranquila en el nacimiento de aquel murciélago llamado Covid, que en América sigue siendo catastrófico.
El Covid es la mentira de la historia, se mueren los mismos de siempre, aunque ahora los cuentan por motivos políticos, se presentan historias y semáforos para contar lo que hizo Walt Disney en algún momento y atender al público infantil.
Disney con sus ratones y sirenas entretuvo al igual que el Covid, grandes distractores para tratar de hacer vidas felices e infelices, las empresas farmacéuticas hoy se acercan al poder económico de la asociación del rifle en Estados Unidos.
Lamentable la marginación social. Las mentiras pesan más, la costumbre es real, se tiene un pueblo que cobra su pensión a costa de un depósito antes llamado despensa.
La guerra de Rusia y Ucrania despierta la envidia de cualquier inventor de algo que se espera sirva, es una gran mentira para asustar al resto del mundo, las bombas estallan en escuelas desiertas, en condominios sin gente.
La sociedad mundial condena algo que no existe, una guerra de un solo lado, con exiliados de fotografía y video, con un líder comediante que se sonroja de lo que pasa a cada momento, lamentable el status político internacional de hoy.
Rusia cree que invade a un país sin defensa, con la crítica mundial que deja que la gasolina escale mayores precios a los consumidores, con barriles baratos ayer y hoy caros para un país que quiere dinero y regalarlo a más no poder.
Rusia y la guerra, la piensan los más inteligentes, que creen de aquello que no es lo que es, se espera que termine y no llegue mayor información de próximas bombas de un escenario que provoca migraciones al por mayor.
Rusia es un gran distractor como lo es el Covid-19, se trata de entretener a los cibernautas del face y de las fake news, los muertos no se ven como se vio en Querétaro, la falsedad los delata y los condena.
La verdad es una gran mentira, pobre gente que huye por mandato presidencial, ante las bombas que caen en edificios vacíos, tal vez hospitales también, se pagan aviones presidenciales para traer a los pocos mexicanos de por allá, mientras se conoce que su presidente viaja en líneas baratas.
Es una gran farsa, tal vez lo fue antes y se aceptó, hoy se ve y se cree como la cuarta transformación que viene de conquistas, reformas y movimientos independentistas, nada que ver dirían el Quijote, Cantinflas o Capulina.