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El amante de la hipocresía

Dr. Arturo Castro.- La máscara ha sido el perfecto escondite para cualquiera, va de un antifaz, una palabra falsa y de acciones tendientes a favorecer ciertos intereses y no de los que se dice abiertamente; la máscara se ve por todos lados, sin relación al entorno de las políticas públicas.

A los políticos se les tacha de mentirosos, de corruptos, de inútiles, pero no de hipócritas, claro con las honrosas excepciones de quienes dedican su vida a servir y no servirse, de ayudar y no mentir, de trabajar y no de hacer como que se trabaja.

La hipocresía representa el manejo político partidista y de gobierno sin reglas, con sobornos y con intereses de grupo que verdaderamente son personales de aquel líder idolatrado, aplaudido y casi santificado por una sociedad que no sabe lo que tiene, menos lo que quiere.

Tener políticos encumbrados sin saber nada de política es una cuestión común, los hay políticos de carrera casados con sus propias ideas y sus propios datos, existe una sociedad que vota sin saber quién es realmente por el que vota.

Es clara la democracia dirigida que el PRI y MORENA insisten que es participativa, cada quien en su tiempo lo ha dicho. La política es un juego de astucia, el ajedrez también, malo cuando llegan Juniors, deportistas o actrices a tomar decisiones gubernamentales o legislativas.

Lao tse hablaba de que los hipócritas con astucia e inteligencia llegan fácilmente al poder, por ello se debe pensar que es un arte, aunque se niegue ese status a la mentira que representa.

Decir que la sociedad es feliz, feliz, feliz, con la mitad de la población en pobreza, con problemas de salud y de educación, con vacunas a cuentagotas del famoso y trasnochado Covid-19, en donde la máscara es necesaria, pero quienes dirigen la operación no se la ponen.

Hablar de una aprobación social presidencial de altos porcentajes cuando el centro de las ciudades está lleno de pordioseros, cuando se enaltece la figura como aquel emperador, zar o rey que goza de los máximos privilegios a costa de un maltratado pueblo que bien sirve con su voto en cada elección.

La hipocresía no tiene nada que ver con Hipócrates, padre de la medicina, no tiene que ver con la verdad a medias, sino con la mentira a costas de un engaño que conviene a unos y desprecia a otros.

Dediqué muchos años a la política, aún la deseo con pasión, conocí políticos y actores de todos los niveles, muchos en los términos de este análisis, pero me quedo con aquellos que se entregaron y dejaron un legado.
Un legado que se puede compartir a partir de los propios datos y no de aquellos que se presumen otros sin saber en dónde están o cuáles son.