El psicópata devalúa a los demás para que él pueda sentirse un ser único y especial. Vicente Garrido Genovés, psicólogo español
Cuauhtémoc Monreal Rocha.- Le vamos a entrar al tema semanal de inmediato. Cuando López IV (Antonio, Adolfo, José y ahora Andrés), era un simple candidote para la grande -la única ilusión que ha tenido el macuspanense en su vida, el poder, pero el poder absoluto-, tenía respuestas para todos los problemas de este país; su mentalidad limitada, como la de los que no tenemos ninguna preparación académica, ya rallaba en la egolatría.
En su mundo de resentimiento intelectual por haber sido un pésimo estudiante y haberse convertido en un porro, en fósil y en un agitador universitario, al paso del tiempo, logró convertirse en un ente envidioso de todos aquellos que sí lograron, a base de esfuerzo, el éxito académico (y ya se plagiaban las tesis), lo que lo convirtió en un ser mesiánico (que se considera un mesías o enviado de dios, sin estipularse de cuál dios), en un ególatra criollo (ególatra, persona que se adora a sí misma), en un simple demagogo (el que se gana el afecto popular con loas, o sea, un sedisente conductor de un pueblo).
Desde luego habrá quien esté de acuerdo con esta opinión y quienes no, pero no hay “problem”; aún no sabemos hasta dónde quiere llevar el virrey del Palacio Nacional, a la nación mexicana en su afán desmedido de quedarse con el poder, hasta lograr su transformación de cuarta, que no la cuarta transformación de México; está muy lejos de lograrlo.
No tarda el 2024, ya está a la vuelta de la esquina y no debemos olvidar todos los mexicanos, que nacimos en un país libre y democrático, después de una revolución que costó muchas vidas y que la libertad es el mayor don que posee el hombre y no debe permitir perderla por ningún motivo, porque es muy difícil volver a conquistarla, porque eso sí, la libertad se conquista, pregúntenle a los que saben y verán; entonces, recuerda amable lectora (or) de aquí al año electoral que… solo los pájaros que nacen en jaula, creen que volar es una enfermedad. “Arrivederchi”. Vale.
