Clemente Delgadillo Ortiz.- Después de los lamentables hechos ocurridos hace un mes en el poblado de Uvalde, Texas, el Gobierno demócrata del presidente Joe Biden, firmó recientemente una importante legislación sobre el control de armas, que no tiene precedentes durante las últimas décadas.
Básicamente, destinan miles de millones de dólares para un control más estricto en la venta de armas a menores de 21 años, así como un ambicioso programa para la salud mental y la seguridad escolar.
No es de extrañar que es una respuesta contundente al incremento de violencia en aquel país vecino, en donde este tipo de políticas se refieren precisamente al bienestar de su población, con programas sociales que permiten ampliar el espectro de su aplicación.
El presidente Andrés Manuel López Obrador, desde el pasado mes de marzo, celebró el discurso del presidente Biden en relación con el control de armas, lo cual hoy es una realidad.
Las políticas públicas para el bienestar de los pueblos deben enfocarse a resolver los problemas de raíz, tal y como ocurre en nuestro país, que realiza importantes esfuerzos para la estabilidad de los que menos tienen, permitiéndoles a través de los diferentes programas que maneja la Secretaría de Bienestar, cerrar la brecha de inequidad que durante muchos años permeó en nuestro país.
La aprobación y firma de la nueva legislación sobre el control de armas en los Estados Unidos, posibilitará una reducción del tráfico ilegal de armas a nuestro país, contribuyendo con ello a una deseable disminución de la violencia en ambos países.
Coincido con la rápida respuesta del Gobierno estadounidense, que ante una tragedia de las dimensiones de Uvalde, Texas, cabildeó y obtuvo una aprobación, que, si bien no es del tamaño original propuesto por el presidente Biden, sin duda alguna abona en su dimensión al combate a la inseguridad y violencia que ambos países compartimos.
Los altos índices de violencia que se están presentando en mi querido estado de Chihuahua, merecen una respuesta inmediata por parte de los Gobiernos estatal y federal, para que la impunidad no sea una constante, sino una variable que sea combatida con certeza, firmeza, pero sobretodo con la inteligencia necesaria, que permita no solo a los chihuahuenses, sino a todos los mexicanos sentirse seguros de nuestras instituciones de seguridad pública y procuración de justicia.
El Gobierno Federal ha redoblado esfuerzos en la estrategia, construyendo todos los días a través de las mesas convocadas por el propio presidente López Obrador, la paz y seguridad que tanto necesitamos, para el bienestar del pueblo.
Finalmente, me llaman la atención dos notas publicadas en diferentes portales noticiosos, uno de Ciudad Juárez refiere un alza de homicidios derivado de los reportes que continuamente el presidente López Obrador informa en sus conferencias mañaneras.
Sin embargo, y justamente del mismo reporte federal, un medio de la ciudad de Chihuahua publica una nota completamente opuesta en donde refieren la tendencia a la baja de homicidios en las dos principales ciudades de Chihuahua.
Ciertamente los esfuerzos que diariamente realiza el Gobierno Federal muestran resultados con tendencia a la baja, que aun y cuando está lejos de alcanzar el objetivo deseado, dan cuenta de que la colaboración conjunta entre los distintos ámbitos de Gobierno es la mejor respuesta para lograr el bienestar de nuestro pueblo.