Diputado Benjamín Carrera.- Cada cambio de administración deja a su paso -según se trate de una buena o mala gestión- un sello que identifica el momento y rumbo históricos por los que se llevó al país durante seis años. Afortunadamente, podemos decir que, después de varias décadas, hemos arribado a buen puerto.
Si se quiere etiquetar bajo algún calificativo al sexenio que está por terminar, podemos decir que sería el de justicia social, además del cumplimiento de compromisos a través de la construcción de obras emblemáticas.
A diferencia de Felipe Calderón, el presidente Andrés Manuel López Obrador sí cumplió en cuanto a la construcción de una refinería; aquella promesa que Calderón lanzaba en medios y que prometía bienestar, empleos y recuperar la posición de México como una verdadera potencia petrolera -que por cierto terminó con la construcción única y cínicamente de una barda-, ahora sí se ha materializado y la refinería de Dos Bocas completa de lleno sus operaciones este próximo fin de semana.
Afortunadamente, AMLO apostó por el verdadero fortalecimiento de PEMEX para aprovechar la riqueza petrolera del país y de esta manera aumentar los recursos para beneficio de las y los mexicanos, de manera que se producirán alrededor de 260 mil barriles de gasolina diarios, para alcanzar paulatinamente la producción de 340 mil barriles diarios, lo que supera por 100 mil barriles diarios los que hasta el 26 de julio estaba procesando.
Más allá de números, la producción que alcanzará la Refinería Olmeca Dos Bocas, se traduce en un avance importante hacia la autosuficiencia de combustible, algo sin precedentes en los gobiernos neoliberales; México ya no compra como antes, el 80% de las gasolinas, sino que, gracias a la rehabilitación de las seis refinerías en nuestro país, se pudo invertir en una nueva que permite que esta cifra se haya reducido al 15%.
En los pasados 15 años, la producción petrolera cayó dramáticamente debido al abandono y la corrupción de administraciones pasadas, pero la estrategia actual ha podido revertir esta situación y actualmente, el 65% de los ingresos de PEMEX provienen de la venta de hidrocarburos en México, lo que precisamente nos acerca cada vez más a la meta de autosuficiencia completa.
Dicho de otra forma, los anteriores gobiernos nos vendían una falsa imagen de apostar por PEMEX mientras saqueaban a la paraestatal malbaratando los recursos en los que México es rico: se vendía petróleo crudo y se compraba gasolina, pero la transformación en los esquemas de producción revaloriza los recursos, de manera que se procesará la materia prima con la que contamos y se producirán gasolina y diésel.
Inaugurada en 2022, la oposición de manera burlona cuestionaba las obras del presidente, diciendo que teníamos una refinería que no refinaba, a pesar de que el avance se hacía ver como insignificante, algo es seguro: ahora es una realidad muy a pesar de quienes le auguraban muy poco a Dos Bocas, olvidando eso sí, la millonaria barda en Tula.
A manera de contexto, debemos recordar que hace más de 40 años que no se construía alguna refinería en México, desde Salina Cruz en 1974, pero a pesar de ello, en este sexenio la producción de hidrocarburos remontó y alcanzó los 840 mil barriles debido a la recuperación y mantenimiento de las refinerías ya existentes, además de Dos Bocas que conectará la red nacional de poliductos.
Esta gran obra no es la única que deja como insignia el presidente López Obrador, ya que la refinería es acompañada además por un nuevo aeropuerto internacional, un tren interestatal, una aerolínea estatal, además de numerosas obras que han dado sentido a lo que se había vuelto un lugar común, la justicia social, lo que refrenda que AMLO deja una estela… y no de luz, sino de bienestar, crecimiento y desarrollo.