Raúl Ruiz.- “No se hagan bolas”, frase de Carlos Salinas de Gortari cuando indicaba que no había manera de contradecir los hechos. Hoy la retomo, para refrendar mi pronóstico que sepultará las magníficas intenciones de la oposición al gobierno de la 4T, en las elecciones del 2024.
Desearlo no significa lograrlo. En su desesperación por encontrar un candidato competitivo contra la corcholata ganadora de los morenos, casi al cuarto para las doce, el presidente Andrés Manuel López Obrador les vende la idea que la candidata sea Xóchitl Gálvez. ¡Y se la compran sin regateo!
En mis análisis, Xóchitl, no alcanza gran dilatación o agrandamiento de imagen para competir contra cualquiera de las propuestas cuatroteístas, pero no he querido ser yo quien los haga caer en la desesperanza, pues es gacho desilusionar a alguien en su obstinación.
He dicho solamente que los tiempos se le han cerrado a la alianza transgénero y que es prácticamente imposible que logren siquiera pegarle un susto a la maquinaria lopezobradorista, en su segunda etapa de “transformación”. No soy yo. Son los resultados que arroja la ciencia de la prospectiva.
En esta misma visión, se encuentra el mismísimo gen de la moronga azul, Gustavo Madero. Considerado como el ácido desoxirribonucleico del panismo contemporáneo. A reserva de que usted mismo, querido lector, lo escuche por sí mismo, el señor Madero, dice:
– ¿Xóchitl? Es buena onda la chava, pero no tiene ninguna posibilidad de ganar. La están utilizando las dirigencias del PRIAN para incorporar candidatos a diputaciones y senadurías. Candidatos impresentables, por cierto.
Inmovilizados, azorados, atarantados, perplejos, los hijos del Frente Amplio Por México, se han quedado sin tiempo. Mientras el presidente, con su risita sardónica, les pasa por encima cada día. Ayer, en la mañanera, les puso dos estrujones más.
1. Los resultados de INEGI, sobre el avance del Bienestar en los deciles de la pobreza.
2. El avance del Tren Maya a punto de inaugurarse, y el beneplácito de la comunidad de COBÁ, que invita a los mexicanos y extranjeros a tomar el tren.
Mientras sus detractores y adversarios se siguen haciendo bolas, AMLO usa la mañanera para informar: “Vean estos resultados. Se ha reducido la pobreza, en un 19.9% desde nuestra administración. Estamos haciendo justicia al darle más a los que menos tienen. Estamos demostrando con nuestro modelo de economía moral. O sea, distribución de la riqueza, que la mayoría de los mexicanos, ha mejorado sus ingresos a pesar de la pandemia.
“El crecimiento del desarrollo, es para que les vaya bien a los de arriba. Crecimiento, es progreso, pero no justicia. Canalizar, orientar, dirigir los recursos a los pobres es lo que mueve al país. No es para presumir, pero es un modelo mexicano. Para que tengan capacidad de compra. Cada 2 años se hace esta encuesta.”
Además, se solaza con los resultados de la negociación con los comuneros de COBÁ, que habían sido una piedra en el zapato durante la construcción del Tren Maya, junto con los necios de Green Peace, enemigos del progreso de México.
El discurso es repetitivo, lo sé, pero: ¿Cómo contradecirlo? ¿Con argumentos falsos como recomienda Alazraki? ¿Con comentarios parciales y tendenciosos de López Dóriga, RivaPalacio, Loret, Zuckerman, Marín, Sarmiento y demás?
Es mucha la distancia para lograr resultados más o menos parejos. A partir de diciembre vendrá la campaña presidencial para arrollar a sus opositores.
1. Aumento a las pensiones.
2. Inauguración del Tren Maya.
3. Inauguración de Dos Bocas.
4. Arranque del AIFA y venta de tlayudas.
“Y muchas cosas más “, diría Juan Gabriel.
La campaña está hecha. Solo falta, ir por las palomitas y esperar.