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Dinero de un lado a otro

Defendamos al INE. Erradicar a los que medran del erario. Hoy México enfrenta uno de los peores desafíos de su historia; defender la democracia o seguir en el totalitarismo que amenaza con quedarse. Así, debemos aprender a defender lo que somos y, por supuesto, no dejar que se pierda la sombra del pasado. De ese pasado hay que abreviar también.

Dr. Fernando Antonio Herrera Martínez.– Se le volvió costumbre maniobrar con el dinero de gobierno a la institución donde “trabajaba” y obtenía pingües ganancias. Todos entendemos eso. Jaime Ramón Herrera Corral en otra de sus burdas acciones para quedar bien con dos amos, pidió a concesionarios que comprarían autobuses para el Vivebus que depositaran su caja de ahorros en La Unión y de allá mismo les daría él préstamos de 40 millones para completar la compra.

La condición humana llevó a los concesionarios al retraso en los abonos a la Unión y Jaimito, siempre tan “servicial”, dispuso de 43 millones de gobierno para subsanar a su Unión, aspirante a Banco, una maniobra que parece fácil para quien desempeña el doble papel de director de una institución y al mismo tiempo es secretario de Hacienda del estado, pero se le aflojaron las piernas y cuando se convirtió en soplón, lloraba y decía  que las órdenes las había recibido verbales y en privado.

Que le crea quien quiera, pero el experto que venía de defraudar a Fira, ya les contaré mañana o pasado de esas transas con ganado; sabe lo que es un conflicto de intereses, lo que es un abuso de confianza y un peculado, pero quería ser más rico, porque eso era lo que estaba pasando con Jaime Herrera Corral, quien, sin escrúpulos, ponía en riesgo a la institución de crédito que le dio el empleo y la confianza, y al tiempo abusaba desde la Secretaría de Hacienda, aunque comentaba que ya se había retirado de la institución, en realidad se avorazaba por hacerse de dinero de allá y de acá.

Lo cierto es que la Unión le dio un permiso para que eligiera dónde se quedaba y mañosamente lo fue alargando a conveniencia, pues se sentía indispensable, y seguía con sucios negocios, hasta que cansó al Consejo y lo despidieron. Y todavía, cínico, exigía una altísima cantidad mensual. Pero, ya hartos de su doble cara y sus maniobras, lo mandaron a freír espárragos.

Sin más remedio, vendió sus acciones y retiró su lana a plazo fijo de la institución. Eran más de 20 millones. ¿De dónde? Él insiste en que los obtuvo de vender los aguacates -no sé cuáles-, pero los que conocieron aquella pequeñita parcela, dicen que no valía nada y los aguacates eran dos arbolitos mal cuidados. ¡Mañana, los fraudes a Fira!