Inicio EL MEOLLO DEL ASUNTO Desempleo: el detonante silencioso de la violencia

Desempleo: el detonante silencioso de la violencia

Daniel Valles.- El desempleo es otra de las constantes que están al alza en Ciudad Juárez, nuestra ciudad. Y también genera violencia. ¿Violencia? Claro.

Cuando quien provee de recursos en la familia se queda sin el ingreso suficiente o acostumbrado, el estrés se instala como un huésped indeseable. Las presiones se multiplican: la renta, los pagos, la comida. Un grito aquí, otro allá. El humor cambia, la tolerancia se evapora.

La voz del cónyuge suena más a trueno que a caricia y los vecinos discuten por cualquier cosa. Lo que antes era convivencia, se vuelve fricción. Así comienza a incubarse la violencia doméstica, y de ahí a la social hay solo un paso.

El desempleo no solo empobrece, descompone. Según datos del INEGI, en agosto pasado las maquiladoras de Juárez perdieron 565 empleos formales, pese a que se abrió una nueva empresa bajo el programa IMMEX. Pasamos de 262,008 trabajadores a 261,443. Y aunque pueda parecer un número pequeño, la cifra revela una tendencia: 26 meses de pérdida continua, con casi 65 mil empleos menos.

No hay forma de endulzar ese dato. Mientras se anuncian con bombo y platillo nuevas inversiones y el tan mentado “nearshoring”, el empleo en la frontera se desangra a cuentagotas. La industria maquiladora —esa locomotora que por décadas movió a Juárez— se está desacelerando.

El delegado de la Asociación Nacional de Importadores y Exportadores de la República Mexicana, Marcelo Vázquez, lo dijo sin adornos: “La industria maquiladora sigue a la espera de que se disipe la incertidumbre”.

Y tiene razón. Entre la revisión próxima del T-MEC, los cambios en materia laboral, judicial y aduanera, y la maraña de trámites que parece diseñada para agotar la paciencia del más optimista, el sector productivo opera en modo de espera. No hay inversión que prospere entre la duda y la burocracia.

Mientras tanto, el costo social lo pagan los hogares. Porque detrás de cada empleo perdido, hay una mesa con menos comida, una deuda más, una frustración más profunda. No se trata solo de economía, sino de estabilidad emocional. Y cuando el ánimo colectivo se agrieta, la violencia encuentra terreno fértil.

Ciudad Juárez vive una paradoja: tiene la oportunidad histórica del reacomodo industrial mundial, pero se tropieza en su propia incertidumbre. Y mientras las grandes mesas de negociación discuten tratados y aduanas, los pequeños hogares lidian con el desempleo, el enojo y el miedo.

No es solo una cifra en el boletín del INEGI. Es un recordatorio de que la violencia empieza cuando la esperanza se agota. Así es El Meollo del Asunto.

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