El gobierno español demuestra, cada día, su visión monolítica, vestida falsamente con todo tipo de argumentaciones, sin ningún tipo de pudor, ya que nos tratan, no ya como meros súbditos, sino como ignorantes y, como ejemplo del día de hoy, 24 de abril, tenemos a Iglesias alardeando de sus convicciones federalistas, y al ministro Illa, de su ejercicio de “corresponsabilidad compartida”, al exigir que los diferentes responsables de sanidad autonómicos acepten sus instrucciones de forma acrítica.
El ministro demuestra su propia ignorancia, ya que el término “corresponsabilidad” significa, según la RAE, “responsabilidad compartida”, así que no hace falta la redundancia; y “compartir” significa “participar”, no asumir y obedecer. Del mismo modo pasa con la rueda de prensa semanal de Sánchez, anticipando las nuevas indicaciones que los diferentes presidentes autonómicos deberán asumir en su reunión telemática del domingo.
Pero lo que es más grave, es el desprecio a su propio significado, ya que lo que buscan es un “trágala” a las decisiones previamente tomadas, para las que reclaman adhesión; en caso contrario, el estado profundo saca su artillería contra los poco patriotas (la suya, es la única válida). Si ese “trágala” fuese en línea con el ideal de dicha canción, un alegato contra Fernando VII, de los liberales del siglo XIX, aún, pero, por desgracia, ni mucho menos se trata de eso.
Y si al menos tuvieran las ideas claras, sin tantas improvisaciones, pero no es el caso, más bien es como el chiste del soldado que en el año 1337 dijera a sus padres, al despedirse, que se iba a la Guerra de los 100 años, cuando, solo en 1453, 116 años después, acabó dicha guerra, mal llamada, entonces, con ese nombre; a su inicio era imposible predecir tan larga durada.
Y el doctor Simón, hoy, reconociendo unos buenos indicadores, a pesar de los centenares de muertos e ingresados diarios; en línea con la manifestación del general Villarroya, días atrás, al decir, como saludo “sin novedad en el frente”, rememorando, involuntariamente, la famosa novela de ese mismo nombre, de E. M. Remarque, que narró la visión antibelicista de un soldado alemán en la Primera Guerra Mundial, que “justo antes de acabarse la guerra, es herido de muerte en un día tan tranquilo y calmado, que el informe del ejército se limitó a la frase: sin novedad en el frente”; otra muestra de falta de ética, pues toda vida lo vale todo.
Así es la concepción del trágala español: imponer y obedecer acríticamente, al coste que sea.
Amadeo Palliser Cifuentes
Barcelona, España