Raúl Ruiz.- El arranque hacia las elecciones 2027 en Chihuahua, está ya definido por parte de los pitufones. La designación de Daniela Álvarez como dirigente estatal de Acción Nacional en la entidad, le da el toque de unidad que requiere este partido para competir.
A ella le toca construir las candidaturas para la gubernatura, alcaldías y diputaciones intermedias. Obviamente, bajo la instrucción de la gobernadora, quien buscará, por un lado, dejar al sucesor que le cuide las espaldas o, en su defecto, si no le alcanzaran las canicas, apoyar al adversario que le garantice tranquilidad a la hora de su salida.
Daniela se colocó desde tiempo atrás como la pieza comodín para Maru Campos. Tanto así, que fue candidata al Senado y si mucho me apresura usted, pienso que de haber ganado estaría como posible candidata a la gubernatura.
Pero la derrota le pesa y le toca recoger la pedacería y armar un frente de cobalto, para detener un poco el empuje del tsunami de Morena contra sus endebles filas. Los panistas entendieron la señal enviada desde Palacio y decidieron no meter en el juego de la “democracia interna” a Cristina Jiménez.
Solo 367 amigos cercanos le facilitaron su firma para el registro de su candidatura a la competencia. Requería el respaldo de 1,333 pitufos y no consiguió siquiera la mitad. Mientras que Daniela llegó al registro muy sobrada del apoyo de la militancia.
Con todo y eso, va a contracorriente. No hay mucho material humano para enderezar candidaturas ganadoras. Requiere, además de un exhaustivo trabajo de scouting, de una estrategia novedosa, atractiva, que atrape la atención popular.
Difícil competir contra el impulso que trae Cruz Pérez Cuéllar como posible candidato a la gubernatura por Morena, aspirante que en su pretensión va absorbiendo como aspiradora, liderazgos sueltos en toda la entidad. Mesnada para su “Cruzada por Chihuahua“.
Como antes dije, Daniela va contracorriente. Muy difícil construir en poco menos de dos años una narrativa diferente, para posicionar partido y candidatos
Darle un golpe de timón a su obsesión de acusar sin pruebas, de usar sistemáticamente una estrategia de odio. Alejar de su mente la idea de trabajar en campañas negras. Abocarse a la intención de generar una imagen de pulcritud política, de verdadero interés al servicio a la sociedad. Solo falta el protocolo de unción y el arranque de su actividad, previa al proceso electoral.
Mientras esto ocurre, preparen sus disfraces, para su fiesta de Halloween.