Aída María Holguín Baeza.- Hace casi seis décadas, Marshall McLuhan dijo -entre otras muchas cosas- que la próxima guerra mundial sería una guerra de información.
La Tercera Guerra Mundial es una guerra de información de guerrillas sin división entre la participación militar y civil, dijo el profeta McLuhan. Claro que en aquellos tiempos, incluso veinte años después, prácticamente todo lo escrito -o dicho- por Marshall McLuhan bien podría haber sido catalogado como cuentos de ciencia ficción; sin embargo, seis décadas después, ahora son fundamentales para entender y comprender los sucesos del mundo actual.
Y es que, con “guerra de información”, McLuhan se refería -en términos generales- a una guerra que, en gran medida, sería librada no tanto en campos de batalla terrestres o espaciales, sino en el ciberespacio y utilizando como principales armas el internet y otros medios digitales (que, por cierto, aún no existían).
Con ese contexto, queda más que claro por qué ahora es que lo dicho hace casi seis décadas por Marshall McLuhan adquiere una especial y mayor relevancia; es decir, porque aunque la ofensiva del Ejército ruso en Ucrania todavía está lejos de ser considerada como el inicio de la Tercera Guerra Mundial (en comparación con lo sucedido durante la Segunda Guerra Mundial), con ella se está materializando la verdadera guerra: una gran y larga guerra de información organizada, orquestada y manipulada por el presidente de Rusia, Vladimir Vladimirovich Putin.
Entonces, considerando lo ya expuesto, explicado y debidamente referenciado, el conflicto provocado por Rusia en contra de Ucrania, es -indudablemente- una guerra que, a diferencia de lo que hasta ahora muchos piensan o dicen, fue iniciada desde hace muchos años por Vladimir Putin; guerra que, por cierto, confirma con gran precisión y agudeza lo dicho hace muchos -pero muchos- años por el dramaturgo griego Esquilo; o sea, que la verdad es la primera víctima de la guerra.
Lo de Rusia contra Ucrania es pues una gran guerra en la que, por el hecho de tratarse de una guerra de información (o más bien de desinformación) Rusia ha usado -y lo seguirá haciendo porque son expertos en eso- estrategias, tácticas y armas de manipulación masiva como, por ejemplo, la propaganda pro-Putin, la creación y difusión de noticias falsas o información engañosa, la fabricación de “hechos alternativos” y, por supuesto, la censura; armas que, en la era de la posverdad, pueden ser -sin duda alguna- más poderosas, eficaces y letales que cualquier arsenal militar convencional.
En ese contexto, y a modo de resumen, en esta ocasión concluyo citando lo dicho alguna vez por el escritor japonés Keiichiro Hirano: Los hechos son los hechos. En el mundo de hoy, probablemente nada sea más importante que verificar la veracidad de la información porque las noticias que son falsas o sesgadas pueden cambiar el destino de un país o de una persona para peor.
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