Daniel Valles.- “El agua es un derecho humano. El que es indispensable para vivir dignamente y es condición previa para la realización de otros derechos humanos. Es por eso que el agua debe tratarse fundamentalmente como un bien social y cultural, y no solo como un bien económico”.
En este sentido es, la Observación General Número 15 del Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de las Naciones Unidas (Comité DESC) que señala en su parte introductoria que el agua es un recurso natural limitado y un bien público fundamental para la vida y la salud.
Por su parte, la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos dice en el artículo 4, párrafo 6, que:
“Toda persona tiene derecho al acceso, disposición y saneamiento de agua para consumo personal y doméstico en forma suficiente, salubre, aceptable y asequible. El Estado garantizará este derecho y la ley definirá las bases, apoyos y modalidades para el acceso y uso equitativo y sustentable de los recursos hídricos, estableciendo la participación de la Federación, las entidades federativas y los municipios, así como la participación de la ciudadanía para la consecución de dichos fines”.
Los organismos operadores de agua en el país otorgan el líquido, cobran por ello, es decir, por el servicio que otorgan y como en todo caso, al no cubrir el importe, el organismo tiene el derecho de suspender el servicio.
Más sencillo, DIOS da el agua, pero no la entuba, que es por lo que se cobra.
La Junta Municipal de Agua y Saneamiento de Ciudad Juárez, dio inicio a una campaña de suspensión de servicio en cuentas que presentan un atraso en su estado. Esto después de más de dos años que no lo suspendió por motivo de la pandemia que vivimos. Pero eso ha quedado atrás, como la pandemia misma.
Actualmente nos encontramos en un color verde, en cuanto al semáforo epidemiológico. Discutir su realidad o valor es otro tema. Lo cierto es que las medidas sanitarias se han relajado en gran manera.
El recibo del agua es el mejor controlador del consumo del líquido que existe. Si se sabe que se va a pagar lo que se consuma, se cuida. Si no hay cobro, el sobreconsumo o desperdicio están presentes. Esa ha sido la historia. Y no solo con el agua.
En nuestra ciudad no tenemos una fuente ina-gotable del líquido. El uso que hacemos diariamente de ella, puede llegar a cambiar en los siguientes veinte años si no la cuidamos, si no administramos adecuadamente lo que existe en los mantos.
Esa es parte de la gran labor que hace la Junta de Ciudad Juárez. No solo el hacer llegar el agua a los hogares y a la industria, al comercio, a quien la solicita. Y por ello, se cobra un importe que, de no pagarse, debe de suspenderse.
Se han reanudado los cortes al servicio en cuentas que presentan morosidad. Al igual que hacen otros servicios como la energía eléctrica o el gas, donde no hay plazos ni convenios para liquidar los adeudos.
En la Junta Municipal, de marzo a mayo del presente año, se han realizado más de 8 mil cortes a cuentas con adeudo. Al mismo tiempo, un poco más se han reconectado.
La jefatura del departamento de Medición menciona que “es a aquellas cuentas que tienen más de tres meses sin realizar el pago por el servicio que se les brinda, a las que se les hace la respectiva suspensión”.
Algunas de estas cuentas tienen adeudos en los cientos de miles de pesos y algunas en los millones de pesos. Y los usuarios se encuentran en toda la ciudad.
El departamento de Comunicación Social del organismo operador ha destacado que se cuenta con apoyo o descuentos para los usuarios que tengan adeudos. Las personas interesadas pueden acercarse directamente al centro de atención más cercano para acceder a un convenio o descuento y regularizar su situación, que es lo que se busca, primordialmente.
Pagar por el líquido que llega al hogar, a la industria o al comercio y que usamos, es responsabilidad de quienes lo recibimos. Cortar o no cortar el servicio de agua es una dura decisión, pero es una que debe de hacerse por el bien de la comunidad y de las generaciones futuras. Se lo debemos.