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¿Corregir o continuar?

Alejandro Zapata Perogordo.- Existen en estos momentos muchas especulaciones sobre el próximo sexenio, causando una gran intranquilidad ante las diversas expectativas y escenarios que se pueden presentar, provocando inquietud ante los diferentes sectores, instituciones, poderes y sociedad.

Sobre el tema en particular hay quienes dicen que la identidad de Sheinbaum se hará visible una vez que asuma el cargo, haciendo una notoria diferencia y tomando distancia en cuanto al estilo actual; no obstante, la división de opiniones se concentra entre los que afirman la continuidad a través de la imposición en las decisiones de su mentor frente a quienes creen en un cambio de ruta.

Por lo pronto, la primera versión va ganando terreno, en tanto, que la intención de aterrizar la elección de integrantes del Poder Judicial a través del voto popular, según la agenda legislativa con la mayoría oficial, está prevista, en calidad de prioridad para aprobarse en el mes de septiembre, es decir, antes de que la presidenta electa tome posesión del cargo.

Si bien, durante toda su campaña hizo énfasis en ese punto, a la par que difícilmente podría ir en contra de las propuestas de su líder, es normal, que una vez elegida, lleve a cabo un ejercicio de reflexión propio entre pros y contras, lo que, desde luego, parece no tener margen de maniobra, estando atrapada en ese y al parecer, en otros muchos rubros.

En efecto, cuando el PRI era gobierno, la regla no escrita pero aplicable a rajatabla, consistía en que el candidato palomeaba tanto a los candidatos a diputados como al senado, con el objeto de contar con personas institucionales y leales, lo que permitía la gobernabilidad a quien asumía el cargo de presidente.

En el caso que nos ocupa, todos los candidatos en términos generales fueron impuestos o con el visto bueno de López Obrador, a quien le deben el puesto. En ese sentido, resulta obvio el compromiso con el jefe del movimiento, pues prácticamente se deben a él, que no necesariamente a la presidenta electa.

En esa medida, con el paso del tiempo las circunstancias y condiciones pueden variar; sin embargo, las decisiones de inicio, forzadas o no, tienen repercusiones de alto calado cuyos efectos son difíciles de superar inclusive en el mediano plazo, por lo tanto, de acuerdo a como se ven las cosas, la tendencia del que se va, permanecerá.

Es extremadamente complicado que Claudia Sheinbaum corte el cordón umbilical, entra con una gran dependencia de quien la llevó al poder, los controles, la agenda y los tiempos siguen fuera de su alcance, la mayoría legislativa responde al fundador del movimiento al igual que buena parte de sus electores.

Ante esa realidad, de inicio, lo único que le queda es disciplinarse y obedecer, pues un rompimiento o diferencia no es una opción saludable, por el contrario, le resultaría contraproducente frente a un individuo con una personalidad belicosa, fuerte y con grandes rencores; debido a ello, se encuentra redimida a aguantar.

A menos que, como dice el refrán: “Si no demuestras al principio quién eres, no podrás después cuando quisieres”.