Cuauhtémoc Monreal Rocha.- Cuando cumplimos con nuestra caminata matutina, de pasadita, llegamos a emitir nuestro voto en la casilla correspondiente; nos dio gusto hacerlo no porque ejercitábamos, como ciudadanos, un derecho constitucional, sino porque iban llegando muchos vecinos del fraccionamiento a emitir su sufragio.
Después de hora y media, volvimos a la casilla para que emitiera su sufragio, nuestra media naranja, nuestra costilla, la señora de la casa o, concretando, nuestra señora esposa y de allí nos fuimos a disfrutar de la una sabrosa machaca norteña, rematando el almuerzo con un café capuchino y unas donas.
Regresamos a casa y después de dejar a… ustedes ya saben quien, nos dimos a la tarea a recorrer La Mejor Frontera de México y nos encontramos que en las casillas había gente votando y si bien las filas no eran muy largas, si había que estar formado por aquella de la sana distancia y con su respectivo cubre bocas.
Las casillas, en su gran mayoría, según nos iban informando los funcionarios respectivos, fueron instaladas en tiempo y forma y la jornada electoral, hasta las cuatro de la tarde, se desarrollaba con todo orden y tranquilidad; qué se elegía (de votar, no confundirla el término con la composición poética), el congreso de la unión, varios congresos estatales, varios gobernadores, varios presidentes municipales con sus respectivos regidores y síndico.
Si bien la elección fue muy importante, permítasenos hacer una reduncia, lo más importante fue la elección de los diputados federales, pues los ciudadanos, así como ya estamos hartos de tanta corrupción de impunidad (no ha cejado en la 4T), también estamos hartos de tanta abyección, de tanto vasallaje, de tanto servilismo, de tanto borreguismo en el congreso de la unión.
Ojalá que a partir de esta pacífica elección, tengamos ¡ya!, un CONGRESO DIGNO donde se legisle para beneficio de todos los mexicanos (sin importar a qué pueblo pertenezcan) y no solamente para proteger intereses particulares o familiares, de siglas o partidos políticos, de grupos empresariales, de la élite gobernante, de la 4T y sobre todo, que no vayan a legislar todo lo que salga de palacio nacional, para halagar solamente “al gran timonel” que de acuerdo con nuestra Carta Magna, es, queramos o no, El Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos. Vale.