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Chapulines políticos mexicanos

Cuauhtémoc Monreal Rocha.- Domingo de Super “Bowl” en Estados Unidos, los seguidores de este deporte están de plácemes como cada año; en el estadio habrá poca gente, pero millones de personas lo verán en sus casas en compañía de la familia y amigos, no importa la pandemia; nosotros lo estaremos monitoreando, porque no entendemos este juego del todo, no obstante que en nuestra juventud íbamos al estadio universitario del entonces D.F., a ver jugar a la UNAM, al POLI y a CHAPINGO, cada sábado. Cómo ha pasado el tiempo ¡joder!. 

Dejemos el deporte de las “tlaqueadas y tochdauns” y al tema de moda, pues una jauría política enloquecida, se prepara para las elecciones del próximo mes de junio, unos para participar en la nueva modalidad de la reelección y seguirse enriqueciendo con el dinero del pueblo a través del hueso que ya tienen y otros, para debutar en este tipo de corrupción en pleno sexenio de la 4T, aunque algunos ya lo probaron y después de algún tiempo de estar fuera de la corrupción, lo cual es un error, desean volver a las andas, prometiéndole a los ciudadanos, lo que no le van a cumplir llegando al poder.

Pero eso no es todo, desde hace muchos sexenios, la clase política mexicana se fue pervirtiendo, se fue degenerando, fue perdiendo la honestidad y la honradez hasta corromperse absolutamente, se perdieron los ideales, si alguna vez los hubo y de pronto, surgió una plaga de chapulines políticos mexicanos, una nociva plaga de saltimbanquis, que lo único que les importa de los huesos de elección popular, es obtenerlos para enriquecerse por medio de la corrupción e impunidad. ¿Estamos equivocados?, ojalá fuera cierto. ¿Que hay excepciones?, deberían ser la regla. ¿O no?.

Antes, el aparato político mexicano descansaba en dos partidos, uno emanado dizque de la revolución mexicana: El PRI y otro que le hacía “contrapeso” el PAN o la fiel oposición, como también se le conocía. El tiempo, inexorable, seguía su curso normal, pero el aparato político se iba descomponiendo paulatinamente, se iba corrompiendo y al final del siglo XX y principio del XXI, todo terminó, nació el PRD y detrás de él, una serie de siglas que se convirtieron en franquicias familiares para obtener poder político y económico, hasta llegar a lo que ahora se conoce como Morena, donde todos los chapulines y saltimbanquis, caben con todo y sus corruptelas, porque los absuelve el señor de Macuspana.

Ahora el ciudadano mexicano ya no sabe para dónde hacerse; los “revolucionarios” desaparecieron como por arte de magia por culpa de ellos mismos, al igual que los panistas y en este año, que es electoral, los chapulines, los saltimbanquis de la política nacional, corrompidos hasta la médula, no hayan dónde acomodarse para obtener un suculento hueso que les incremente sus fortunas personales y familiares, sabedores de que los principios y los ideales, ya se perdieron desde hace “muncho” y carecen de valor alguno. Y pensar que tendremos qué votar. Todo sea por el amor de Dios. Vale.